Un error común es creer que un pequeño de 1 ó 2 años no percibe los cambios a su alrededor. Ellos pueden sentir la tristeza de mamá o papá debido a la ruptura, y añorar los tiempos de juego con el padre ausente.
Muchos bebés manifiestan su aflicción ante un divorcio con irritabilidad, inapetencia o dificultades para conciliar el sueño. Estos cambios de conducta si bien no siempre son percibidas de manera evidente, indican que su estado de ánimo ha variado y necesitan mayores cuidados.
Es importante que los padres dejen a un lado los sentimientos de culpabilidad y el dolor que les genera la ruptura de una relación. Asimismo, los conflictos con la ex pareja deben cesar. Si antes eran frecuentes dentro del núcleo familiar, ahora con el distanciamiento, serán los planes sobre la crianza y educación del pequeño, así como los de la custodia, los únicos motivos de la unión entre ambos.
Si te divorciaste recientemente, procura que tus hijos no salgan lastimados con tu decisión, especialmente si ya tienen edad para comprender porque se produjo la separación. Los niños jamás deben entender este proceso como la falta de amor o el futuro abandono de uno de sus padres ¡Suerte!