Últimos días antes de las fiestas navideñas. Días de correr, de compras, de cenas, de prisas, de listas de la compra, de listas de pendientes. Y si vives en Chile, además son días de celebraciones de fin de curso, cumpleaños infantiles, graduaciones, etc… Leo estas líneas y me agoto. ¿Paremos un poco? ¿Volvamos un poco a la esencia? ¿disfrutemos estas fiestas?
Los primeros años con las terremoto, con lo que a todo niño le gusta abrir regalos, me encantaba tenerles montones de regalitos para que abrieran. Sobretodo el primer año con la mayor, reconozco que me dejé llevar por el efecto “Navidad es muchos regalos” Pero por suerte no me encajaba y poco tarde en cambiar. El cariño, el portarse mejor o peor no se miden con regalos. Al final muchos regalos se acumulan en los cajones o en los armarios, porque lo que les gusta es abrir paquetes pero después no pueden disfrutar tantos.
Así que una se pone reflexiva, que es algo que parece que también se da mucho en esta época ¿Qué quiero transmitirles a las niñas? ¿Quiero que cojan la costumbre de contar el número de regalos? ¿Quiero que me escuchen decir eso de “pórtate bien sino no te van a traer nada”? No.
¡Con eso no quiero decir que quiera dejarlas sin regalos! Que a veces me sale el grinch pero no llego a esos extremos. Pero creo que la Navidad es mucho más. Es uno de los aprendizajes que me ha dado ser madre, algo que quizá sabía cuándo era más joven pero no apreciaba. Quiero que los recuerdos que les vengan a la memoria a mis hijas cuando crezcan no sean de contar regalos, sean de otras tradiciones que les inculquemos o que creemos juntos. Yo recuerdo las largas sobremesas y los nervios previos a las uvas, la cantidad de gente que pasaba por casa o el paseo por la feria de la Gran Via, la cabalgata o los churros que me compraba mi abuelo más que la cantidad de regalos que había.
Yo quiero que recuerden el momento de poner el árbol con los villancicos de fondo, quiero que se acuerden y atesoren esas decoraciones que año a año hacen con sus propias manos, quiero que se emocionen decorando la mesa para recibir a la familia, poniéndose de gala, quiero que vivan la magia de dejarle la carta al viejito pascuero (o Papá Noel) y pedirle lo que quieren, quiero llevarlas un día de estos a esa Navidad que yo recuerdo y que incluye cabalgata de reyes en vivo y en directo. Quiero que se emocionen cada mañana durante todo Diciembre por ver qué se esconde tras la ventana del calendario de Adviento.
Quiero que cada Navidad sea una Navidad llena de momentos, de risas y de buenos recuerdos. Igual si reciben tres regalos en vez de siete después se pregunten porqué su amiguita tenía más regalos (acabo de encontrar una ventaja a esto de pasar Navidad en verano porque como al cole no vuelven hasta Marzo las comparaciones son menos) pero creo que poco a poco, con los años, no existirá eso de que el buen comportamiento se mide con la cantidad de regalos, disfrutarán de abrir regalos sus en Navidad pero también de crear las decoraciones, e iremos llenando los rincones de más y más anécdotas y recuerdos de momentos, muchos momentos familiares, ya sea de navidad veraniega o invernal. Esa es la Navidad que yo quiero en mi casa.
Lai