Como todo en la vida, las bases de nuestros hábitos futuros de alimentación también empiezan en la infancia. Pero, cuidado, como nutricionista infantil, quiero decirte que esto no significa que hayas de obligar a tu hijo a que coma absolutamente de todo, sin dejarse nada en el plato y aunque no le guste. ¿Tú te lo comes todo aunque no tengas hambre? ¿Tú comes absolutamente todo tipo de alimentos aunque te repugnen? Espero que tu respuesta sea que no.
Entonces, ¿cómo encontrar el equilibrio entre favorecer unos adecuados hábitos alimentarios para nuestros hijos sin caer en la obsesión o la guerra abierta, pero sin descuidar este tema? Te daré algunos consejos:
Hacemos lo que vemos
Puede parecer una obviedad, pero si quieres que tus hijos coman de todo y coman sano, tú eres el primero que debes hacerlo. No vale saltarse la fruta y tomar un helado y luego pretender que ellos no lo hagan. No vale desayunar croissant y café pero obligarles a ellos a tomarse la tostadita con aceite, el lácteo y el zumo de naranja natural. Hazlo primero tú, hazlo durante mucho tiempo, no esperes que lo imiten de inmediato. A esto, los psicólogos le llaman modelado, y es uno de los mejores métodos para que otras personas adquieran nueva conductas.
Ofrece, presenta, deja elegir
Saca a la mesa comidas variadas, aunque sepas que durante algún tiempo ni siquiera las van a probar. Algunos niños necesitan 25 presentaciones de un alimento nuevo para animarse a probarlo. Sí, alguien se ha molestado en hacer este estudio. 25 veces, sin presión, sólo ofrecer, sólo enseñar. Y si le gusta la mandarina y la pera, pero no el melocotón o la uva, pues tan tranquilos. No hace falta que tome todas las frutas existentes en el mercado, ni todas las verduras. Con que ingiera una ligera variedad, es suficiente. Hay gente más atrevida, y gente más conservadora, en la comida como en todo.
Muévete tú también
Animar a nuestros hijos a que hagan natación, dejen la consola y cojan la bici es fundamental, pero de nuevo han de ver cómo a nosotros también nos interesa bajar a pasear, dejar el mando de la tele. Diviértete con ellos a través del deporte, haz excursiones, plantea pequeñas escaladas en algunas rocas caídas a tierra, coge la bici, aprende a patinar con ellos. Si a ti te interesa, a ellos les interesará.
¿Y si no come? ¿Le dejo hacer?
Bueno, comer, todos comen. Otra cosa es que coman menos de lo que a nosotros nos gustaría para quedarnos tranquilos. Pero, aunque estés inquieto, infórmate antes de complementar la alimentación de tu hijo con preparados supuestamente saludables, ya que su introducción tiene muchas desventajas. Si quieres que tu hijo aumente la ingesta calórica, existen trucos que una nutricionista infantil te puede enseñar para aumentar las calorías sin aumentar el volumen de las raciones.
Juega, la comida es divertida
Comer, tiene que ser divertido. Si no, no vale. A los niños les gusta pasárselo bien. En el cole, aprenden jugando. El inglés, se enseña con canciones. ¿Por qué la comida habría de ser algo diferente? Ponle el delantal y déjale empastrar. Ah, y atrévete a empastrarte y reírte tú también.