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No automediques a tu hijo: acude a tu consulta de pediatría

No automediques a tu hijo: acude a tu consulta de pediatría 31 marzo, 2016Deja un comentario
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Cuando nuestros hijos se ponen enfermos, es necesario acudir a un profesional de la salud para discernir cuál es la causa del problema y actuar para ponerle remedio en base a sus indicaciones. Esto, que parece tan obvio, es algo que muchos padres no tienen en cuenta, sobre todo ante dolencias comunes como un catarro o un dolor estomacal. Siempre ha existido una tendencia por parte de un porcentaje de la población al autodiagnóstico y la consiguiente automedicación, lo que conlleva toda una serie de riesgos y consecuencias para la salud, más si cabe cuando hablamos de niños, debido a su fragilidad. A continuación vamos a conocer cuáles son estas consecuencias y cómo evitarlas.

 

En primer lugar, no hay que dejarse llevar únicamente por los síntomas a la hora de establecer qué es lo que le ocurre a nuestro pequeño. Muchas enfermedades manifiestan síntomas parecidos y corremos el riesgo de confundir una dolencia grave con otra más leve, actuando sobre dichos síntomas pero no sobre la causa que los produce. ¿La solución? Como no nos cansaremos de repetirte en este artículo, debes llevarle al pediatra para que lo examine y pueda elaborar un diagnóstico fiable. Si todavía no has visitado a un pediatra, hay multitud de consultas a las que acudir, solo tienes que buscar aquella que mejor se adapte a tus necesidades y se encuentre más cerca de ti. Si, por ejemplo, buscas consultas de pediatría en Barcelona, un rápido vistazo en internet te ayudará a encontrar la tuya.

Po otro lado, uno de los mayores problemas de salud con que nos encontramos en la actualidad es que los antibióticos son cada vez menos eficaces en su lucha contra ciertas enfermedades causadas por infecciones bacterianas. Esto se debe a la automedicación con antibióticos, dado que por desconocimiento se elige erróneamente el medicamento en cuestión y se administra en dosis inadecuadas, provocando que las bacterias que causan las infecciones se vuelvan cada vez más resistentes a los antibióticos, que pierden su eficacia. Si a ello le sumamos que pese a que los antibióticos no tienen ningún efecto contra los virus, como los del resfriado o la gripe, en muchos casos se siguen usando libremente en los hogares contra estas infecciones, el problema se agrava, gestando poco a poco poblaciones de bacterias muy resistentes. Un problema que nos afecta a todos y que a menudo comienza en los menores que son automedicados.

Incluso cuando el pediatra realiza la prescripción del antibiótico, más tarde suelen producirse dos errores en los hogares: de forma frecuente se abandona el tratamiento cuando cesan los síntomas, hecho que las bacterias causantes de la infección aprovechan para hacerse más resistentes al antibiótico en cuestión. A continuación, el antibiótico sobrante se suele guardar en el botiquín, lo que facilita su futura administración, de nuevo de forma incompleta y esta vez sin la necesaria consulta pediátrica a la mínima aparición de unos síntomas parecidos a los actuales. Es la pescadilla que se muerde la cola.

El otro gran problema de automedicar a nuestros pequeños es que esto puede producirles una intoxicación, que puede ir desde un cuadro tóxico leve a uno agudo y, en el peor de los casos, llegar a causar la muerte. Como ves, no es un tema que deba tomarse a la ligera.

Por todas estas razones, cuando tu pequeño muestre síntomas de enfermedad, llévalo al pediatra y sigue todas sus indicaciones. Si tu hijo tiene pocos meses de vida, no está de más que refresques los consejos que te hemos dado en otras ocasiones para identificar cuándo debes llevar a tu bebé al pediatra. No olvides tampoco que no hay que esperar a que nuestro bebé se encuentre mal para llevarlo al pediatra. Como te hemos dicho en artículos anteriores, las visitas de rutina al pediatra son fundamentales para valorar su crecimiento y desarrollo.

Si finalmente le receta un antibiótico, asegúrate de que no abandone el tratamiento antes de hora y nunca guardes la cantidad restante en el botiquín: deséchala. En el futuro será el pediatra quien decida si es necesario o no que vuelva a tomar ese medicamento.

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