Cuando el niño crece y llega a los 6 o 7 años es el momento ideal para cambiar su habitación. Cada vez tendrá más deberes, aumentarán las horas y hábitos de estudio, y ya no nos sirven esos muebles en los que se entretenía pintando cuando era pequeño. Cambiaremos la cama o los armarios, pero también hay que introducir las mesas y sillas de escritorio idóneas para que el niño tenga un espacio propio donde estudiar y hacer sus deberes. Aunque el diseño sea importante, la comodidad de nuestro hijo es clave para acertar en la renovación del dormitorio.
Cómo elegir la mesa de estudios
Lo primero en lo que nos fijaremos es en la mesa, que debe medir al menos 1,20 metros de largo y unos 60 cm. de ancho para asegurarnos de que el niño cuenta con espacio suficiente para tener el material que necesita para estudiar. Luego hablaremos de las estanterías, pero también es importante que la mesa cuente con al menos un cajón donde pueda guardar los libros que no utiliza, los lápices y bolis o el resto de material escolar: el estuche de plástica, la flauta, el kit de escuadra, cartabón y compás para matemáticas…
Hay familias que la ponen en una esquina para aprovechar mejor el espacio, aunque asegúrate de que le llega luz natural -que esté junto a la ventana, aunque a veces pueda distraerse mirando a la calle- y de que no se tapa esta luz si es zurdo o diestro. La mesa tiene que ser cómoda, adaptada a la altura del niño. Hay mesas de escritorio regulables, aunque también podemos aprovechar la silla para que el niño esté a la altura correcta. Al fin y al cabo los niños crecen, y la idea es que la mesa dure muchos años.
Cómo elegir la mejor silla para estudiar
Si la mesa es importante, la silla no lo es menos. Lo primero en lo que te debes fijar es en la altura. Igual que la mesa, las sillas para estudiar deben adecuarse a la altura del niño. Las sillas regulables son la mejor opción para cuando el niño vaya creciendo, así que si al principio todavía no llega al suelo puedes poner un reposapies para evitar que tenga las piernas colgando. Si el niño ya tiene 8 o 10 años podemos poner una silla con ruedas, si es más pequeño mejor una silla fija.
El respaldo también debe ser alto, entre 30 y 50 cm. -que cubra toda la espalda-, y regulable para ajustarlo a la forma de su espalda. Los modelos que incluyen apoyo lumbar siempre son un acierto. En cuanto a los reposabrazos, aunque no son indispensables sí que son más cómodos siempre que tu hijo pueda apoyar el codo y el antebrazo formando un ángulo de 90º. Una silla cómoda y ergonómica le ayudará a concentrarse y a estudiar sin fatigarse.
Presta atención también a que la parte delantera esté ligeramente inclinada hacia abajo. Así te aseguras de que no se oprime la parte posterior de las piernas, y te ahorrarás problemas de mala circulación. Los bordes, mejor redondeados para evitar problemas con el roce; y busca que el tejido sea transpirable para ganar comodidad. Finalmente, aunque el color depende de los gustos de cada uno busca un color fácil de limpiar y que disimule las manchas.
Las estanterías para colocar el material de estudio
Acabamos hablando de las estanterías, un mueble mucho más importante de lo que parece. Aunque las mesas o sillas son clave para una buena postura corporal, las estanterías le ayudarán a mantener la mesa ordenada y libre de distracciones. Cuentos o libros de lectura, fotos o detalles personales pueden servirnos para llenar los estantes, que pueden estar perfectamente uno o dos niveles por encima del escritorio siempre que el niño llegue sin dificultades.