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Papá, quiero ser princesa

Papá, quiero ser princesa 21 agosto, 2014
Bir Tawil

Lo que los padres podemos llegar a hacer para cumplir los deseos de nuestros hijos puede dar lugar a historias increíbles. Como la de un padre cuando su hija le pidió ser princesa de un país. Pero no como en los cuentos, sino de verdad.

La búsqueda de un Reino

Bir TawilAnte el deseo de ser una princesa por parte de su hija de 7 años Emily, Jeremiah Heaton decidió hacer todo lo que estaba en su mano para cumplirlo. Lo primero y fundamental era buscar un territorio. Y esto no fue algo sencillo, a pesar de que, aunque nos parezca increíble, por el mundo hay territorios sin reclamar. Comenzó su búsqueda por la Antártida, pero por temas legales no se puede reclamar esa tierra. Así que después de horas y horas navegando por Internet, encontró el Reino para su pequeña. Una pequeña región entre Sudán y Egipto, Bir Tawil. Una zona desértica que ninguna de las dos naciones fronterizas han tenido interés en reclamar.

La conquista

Así que este intrépido padre puso rumbo desde su Virginia natal, en Estados Unidos, a este paraje casi perdido con el fin de conquistarlo, y tras conseguir los permisos necesarios, se adentró en la tierra deseada. Y allí el 16 de junio clavó la bandera que él mismo había diseñado, en la que con un fondo azul puso 4 estrellas, la de arriba representando a su mujer y las otras a sus 3 hijos y una corona en el centro que al parecer le representaría a él. Y de esta forma Bir Tawil se convirtió en el Reino de Emily.

Planeando el futuro

Tanto Emily como su padre tienen grandes planes para su reino: convertirlo en un gran jardín, para plantar frutas y verduras y así poder ayudar a los niños africanos que pasan necesidad. De hecho la familia planea conseguir que su conquista de este territorio, bautizado como Reino de Sudán del Norte, sea legal. Para ello serán necesarios algunos trámites. Primero, demostrar que es una región sin reclamar; luego, establecer allí su residencia oficial, para lo cual Heaton ya está recaudando ayudas económicas mediante su página web. Y por último, conseguir que tanto Sudán como Egipto, sus vecinos, lo reconozcan como nación y también la ONU.

Solo entonces se verá si esta historia queda como la fantasía de una niña y su padre o como un Reino Real.

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