Hoy en día casi todos tenemos un teléfono móvil, una tablet, un ordenador… entre otros dispositivos electrónicos. Y aunque es evidente que resultan sumamente útiles, tanto para nuestro trabajo, para el ocio e incluso para las relaciones sociales, en ocasiones su uso nos priva de disfrutar de cosas importantes. Y quienes dedican cada día más tiempo a las nuevas tecnologías sin duda son nuestros hijos.
La Universidad de Los Ángeles, California, Estados Unidos, ha realizado un estudio para conocer la incidencia que tiene el uso de tablets o móviles por parte de los más pequeños de la casa en sus habilidades sociales, en concreto para distinguir las emociones que expresan a través del rostro.
Para realizarlo se hicieron dos grupos de niños que cursaban 6º curso de Primaria, un primer grupo de 51 pequeños que pasarían 5 días en un campamento sin acceso a estos dispositivos y otro segundo grupo de 54 niños que podrían utilizarlos de forma habitual. Se comprobó que estos últimos habían empleado 4 horas diarias para ver la tele, jugar a videojuegos o enviar mensajes. Tanto antes como después se les habían enseñado distintas fotografías de caras que expresaban todo tipo de emociones y también vídeos pidiéndoles que describieran los sentimientos de los protagonistas. Comprobaron que los niños que habían estado en el campamento lograron mejorar en gran manera su capacidad para leer las emociones, mientras que los otros no.
Así, quisieron poner de relieve cómo todos estos instrumentos resultan útiles para la educación de los pequeños, pero que sin embargo para distinguir las emociones de los demás, algo fundamental en la socialización, se requiere pasar tiempo con otras personas, algo que las nuevas tecnologías dificultan.
Con lo cual es importante que todos equilibremos el tiempo que pasamos con las tecnologías y el tiempo que dedicamos a compartir emociones con otros. Si es importante para los adultos, sin duda lo es aún más para nuestros hijos.