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El efecto perrogato, o cómo una mascota puede mejorar cualquier situación

El efecto perrogato, o cómo una mascota puede mejorar cualquier situación 28 diciembre, 2015

Ya sea jugando con un tierno cachorro, acariciando un gatito o sosteniendo en brazos otra mascota, no hay duda que tener un pequeño animal puede dar a sus dueños (grandes y pequeños), gran cantidad de felicidad.  Sin embargo, las ventajas de tener una mascota van mucho más allá de los cariñosos abrazos y los ratos de diversión.

Muchos padres se preguntan si es bueno que sus hijos tengan una mascota, especialmente un perro o un gato, y que estos entren a formar parte de su vida.  Es normal que tengas dudas, sin embargo, hacer que un animal se convierta en un miembro más de la familia, puede ser una buena idea.

Los animales enseñan numerosos valores a los niños y refuerzan la educación infantil, como la responsabilidad, la importancia de ser educado, amable y sobre todo, respetuoso con otros seres vivos. Los animales además, hacen que los niños tengan más autoestima. Así lo han demostrado varios estudios. La principal razón es que tener a un criatura que les quiere, que se convierte en su amigo y con el que pueden jugar cuando vuelven de la escuela en muchas ocasiones no tiene precio.

Además, tener un perro o un gato en casa puede hacer que las notas y los resultados académicos de tus hijos mejoren. ¿No lo crees? Ciertos estudios han demostrado, por ejemplo, que leer en alto a un compañero que no nos juzga en ningún momento, puede hacer que un niño con problemas de lectura y con vergüenza a leer en alto la pierda por completo.

¿Pero, en qué más forma puede ayudar un perro o un gato en el ámbito académico? ¿Pueden estos fieles compañeros hacer que nuestros hijos se enfrenten a situaciones, no muy “divertidas” como un examen final desde otra perspectiva?

Desde Affinity nos invitan a que veamos este pequeño experimento que con el que nos quieren demostrar que cualquier situación con un perro o un gato es mejor en lo que han llamado el efecto perrogato. En él los pequeños tendrán que enfrentarse a una prueba final: un examen sorpresa. Sus caras no lo dicen todo: miedo, temor inseguridad aparecen dibujados en sus rostros.

Cuando el examen está a punto de empezar, se abre la puerta y comienzan a aparecer en dos clases diferentes, las cabezas de pequeños gatitos y cachorros, desatando la alegría, las risas, la diversión y en definitiva la felicidad. El efecto perrogato simplemente demuestra que nuestros pequeños amigos nos hacen sentirnos mejor y enfrentarnos de forma diferente situaciones difíciles, por ello, la teoría se demuestra: cualquier situación con un perro o un gato es mejor.

Y si te estás preguntando cuál fue el resultado del examen, tan sólo tienes que ver este vídeo con el experimento completo.

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