La verdad es que con el buen tiempo que estamos teniendo, nos apetece hacer más cosas y salir a pasear, al parque, al zoo… toma protagonismo en nuestra vida. Pero tanto el sol como el calor tienen también sus peligros y por ello debemos tomar ciertas precauciones con los más pequeños de la casa.
El calor
- No abrigues de más a tu hijo. Los niños no tienen una percepción del calor diferente a la de los adultos, así que vístelos como tú estés bien.
- La temperatura de la casa debería de ser de unos 22º. Pero no es bueno el uso continuado del aire acondicionado. Es mejor que lo vayas encendiendo y apagando. Y de noche no es conveniente dormir con él funcionando. Son muy útiles los humidificadores, para evitar que a tu hijo se le reseque tanto la piel como las vías respiratorias.
- Hidratación. No olvides darle de beber con frecuencia, no esperes a que te lo pida.
- Alimentos. Es normal que cambie su apetito. Procura evitar el exceso de grasas y apuesta por comidas refrescantes y de fácil digestión, como frutas y verduras.
El sol
- Evita la exposición al sol entre las 12 y las 16 horas, son en las que tiene mayor intensidad. Tampoco es conveniente que realicen ejercicio físico, podrían sufrir un golpe de calor.
- Sombra. Búscala cuando paseéis.
- Utiliza siempre protección solar y asegúrate de que sea la adecuada para tu hijo, se recomienda un factor por encima de 30. Y no olvides volver a echársela cada vez que salga del agua tanto en la playa como en la piscina. Recuerda que la piel tiene memoria, los daños que sufra durante los primeros años de su vida repercutirán en su futuro.
- Uso de gafas de sol. Y es que todavía no es una costumbre muy extendida entre los niños, pero es fundamental proteger sus delicados ojos de los rayos solares.
Con unas sencillas precauciones nuestros hijos disfrutarán de estos días de sol y calor de una forma segura, así que pongámoslas en práctica.