A día de hoy aún hay prejuicios sobre los piojos. Se cree erróneamente que aparecen en personas con poca higiene, pero es totalmente falso.
Lo primero de todo es detectar si nuestros hijos tienen piojos. ¿Pero cómo? Los piojos son insectos de muy pequeño tamaño (de 2 a 4 mm) y suelen ser de color gris. En cambio, las liendres (los huevos) son de un color blanquecino y se agarran a la raíz del pelo a una distancia aproximada de medio centímetro.
Si no conseguimos ver rastro de ellos podemos fijarnos en otros aspectos que delaten su presencia. Si nuestros hijos sufren picores e inflamación del cuero cabelludo es un síntoma. Rascarse mucho la cabeza también lo es.
El mito de los remedios caseros
En muchos casos se opta por el uso de remedios caseros contra los piojos como el vinagre, hierbas o aceites, pero ninguno de ellos ha demostrado su eficacia.
Así que una vez detectados los piojos o las liendres es aconsejable utilizar un antiparasitario, como por ejemplo Filvit. En un único tratamiento se pueden llegar a eliminar todos los piojos. Los tratamientos de pediculosis se pueden encontrar en cualquier farmacia y no tiene que darnos apuro pedirlo, ya que no es nada extraño que los niños tengan piojos.
Es recomendable pasar una lendrera por el cabello del niño al retirar el producto. Es un peine de púas especial para arrastrar piojos y liendres que hayan podido quedarse en la cabeza. Tras el tratamiento, es importante aumentar las precauciones ya que los piojos son muy contagiosos. Es recomendable avisar al colegio y no compartir toallas ni ropa en casa.