¿Qué hacer cuándo mi hijo tiene fiebre?

¿Qué hacer cuándo mi hijo tiene fiebre? 25 noviembre, 20132 comentarios

fiebre-NIÑOSY es que es “muy fácil” cuidar a los hijos de los demás, pero cuando se trata del nuestro saltan todas las alarmas, y la verdad es que la fiebre es uno de los signos que más nos asusta.

No quiere decir que por que no aparezca fiebre el niño no se encuentre mal y que porque la tenga esté fatal, de hecho habrá casos de niños que se encuentren peor sin fiebre que con ella.

Por ello está claro que hay que observar todos los aspectos y tener en cuenta que aunque el peque no tenga fiebre también puede encontrarse mal y no tener ganas de jugar, asistir al colegio o la escuela infantil, estar más cansado…

FIEBRE INFANTIL

La fiebre es un mecanismo de defensa del propio cuerpo y por ello los expertos indican que no es recomendable administrar los antitérmicos con unas pocas décimas, sino que es conveniente esperar a que la fiebre sea un poco más elevada (en mi caso suelo esperar hasta los 37,8 o 38 grados) ya que es un modo de crear defensas en el cuerpo y de intentar combatir la infección (bacteria, virus…) que nos ataca en ese momento.

Como para todo, creo que hay que tener en cuenta las características del niño, pues está claro que a un niño con problemas de convulsiones febriles, o un niño que nunca tiene fiebre…habrá que prestarle un tipo de atención diferente que a uno que cada vez que está malito tenga 39 o 40 ºC.

También hay que tener en cuenta que por norma general los niños tienen la temperatura corporal más elevada que los adultos, por ello entre 37 ºC y 38ºC se considera “sólo” febrícula, y es a partir de ahí hasta los 40º C cuando podemos llamarlo fiebre.

Lo importante de la fiebre es encontrar que es lo que la produce para poder combatirlo del modo necesario (pues que la fiebre baje no significa que el problema desaparezca).

En caso de no ser algo visible será conveniente hacer otro tipo de pruebas o analíticas para descartar otro tipo de problemas.

Por ello a veces es mejor esperar unas 12/24 horas desde la aparición del primer foco de fiebre puesto que si acudimos al médico muy pronto puede ser posible que todavía no sepa decirnos exactamente de donde proviene. Aunque lo cierto es que a los padres muchas veces nos cuesta esperar tanto tiempo sin saber que es lo que le pasa a nuestro hijo.

Mi recomendación es acudir a nuestro pediatra de cabecera si en ese momento nos es posible, aunque la fiebre haya empezado hace poco; pero si la única opción que tenemos es ir a urgencias (por ejemplo en fin de semana) es conveniente esperar esas horas para no colapsar el servicio de urgencias sin motivo y no tener que volver a casa sin saber que es lo que le pasa al pequeño realmente.

SIGNOS DE FIEBRE

Hay muchos signos que nos indican que nuestros hijos tienen fiebre antes de ponerles el termómetro, y estos son algunos de ellos:

  1. ojos brillantes y tristes
  2. sobrealiento y dificultad respiratoria
  3. decaimiento o apariencia de cansancio
  4. en los niños podemos ver los testículos pegados a la piel, flácidos
  5. manos y pies muy fríos, lo cual además nos indica que la fiebre sigue subiendo. Una vez que la temperatura de manos y pies vuelva a ser normal indicará que la temperatura se ha estabilizado o que ha empezado a bajar

La fiebre puede deberse a muchísimas causas, estos son algunos ejemplos:

  1. Otitis: los niños suelen estar muy molestos sin que se vea un signo aparente de infección (como mocos o tos por ejemplo), duermen mal por la noche y suelen llorar mucho pues es un dolor muy molesto e intenso.
  2. Dientes: los pediatras suelen coincidir en que los dientes no dan fiebre, aunque muchos padres coinciden en que sí. Está claro que no producen fiebre alta a no ser que haya algún tipo de infección, pero la salida de los dientes si que puede ocasionar en algún momento lo que consideramos febrícula.
  3. Garganta (anginas, faringitis): hay un signo claro y normalmente común a las infecciones de garganta en los niños, y es que a veces se presenta un olor del aliento característico, fuerte, que nos llama la atención, y que se presenta sobretodo por la mañana. Todo esto sumado a inapetencia por parte del niño, llanto…
  4. Garganta (laringitis): el primer signo de laringitis es afonía en el niño, que se presenta aparentemente de repente, posteriormente aparecerá dificultad respiratoria y fiebre. Es importante acudir al médico pues hay que controlar la inflamación de la laringe para evitar la aparición de otros problemas en el niño.
  5. Catarro: si previamente el niño ha estado con mucosidad lo normal es que esta haya producido algún tipo de infección.

La fiebre puede presentarse por muchas causas, en diferentes estados, fases y motivos, estos son algunos de los más comunes, pero sólo nos servirán de modo orientativo, pues será el pediatra quien tendrá que diagnosticar al niño.

¿CÓMO MEDIR LA FIEBRE?

Existen muchos métodos de controlar la fiebre: termómetros digitales, termómetros de frente, termómetros de oído, tiras que se colocan en la frente e indican la temperatura del niño, chupetes… personalmente y según he ido probando todos ellos tanto en casa como en el trabajo creo que lo mejor es lo más convencional.

Yo he terminado utilizando un termómetro digital de 5 euros frente a uno de infrarrojos que costó 50 euros, y me da un resultado mucho más fiable.

¿CÓMO BAJAR Y CONTROLAR LA FIEBRE?

Para bajar la fiebre, o ayudar a que no suba más podemos empezar soltando un poco la ropa del pequeño y dejándolo con las menos prendas posibles (por ejemplo un body y un pantalón fino si estamos en invierno; si es verano con el pañal o ropa interior podría ser suficiente).

Si en la calle no hace excesivo calor o excesivo frio podemos sacarlo a dar un paseo (lo suficientemente abrigado claro está) para que respire aire sano y si en el exterior hay una temperatura más baja que en casa ayudará a que la fiebre no siga subiendo.

También podemos ayudarnos con paños húmedos (con agua tibia), y colocarlos en la frente y en los pliegues de brazos y piernas.

Aunque veamos que el niño aparentemente tenga frio no conviene abrigarlo mucho pues de ese modo lo único que hacemos es ayudar a que la temperatura suba más rápidamente.

También podemos meterlos en la bañera, con la temperatura unos 3ºC menor que la temperatura corporal del niño, y mantenerlo ahí unos 10-15 minutos para que la temperatura corporal baje a la vez que lo hace la del agua.

Es cierto que a veces meterlos en la bañera cuando están con fiebre puede ser un caos, pues lloran, se encuentran mal, pueden tiritar por el contraste frio-calor… así que otro modo de bajar la fiebre o evitar que la temperatura suba es quitar calor por los pies. En los pies se encuentran terminaciones nerviosas de todo el cuerpo, y a veces con paños húmedos en la planta de los pies, incluso poniéndolo unos segundos descalzo en el suelo, podemos bajar la temperatura de un modo más rápido.

Personalmente lo que yo hago es dejarlo descalzo cuando tiene fiebre (si va a pisar el suelo un rato le pongo algo), y la verdad que de momento me ha dado buen resultado.

Hay ocasiones en las que si la fiebre baja o sube rápidamente en niño puede comenzar a tiritar, y es un signo que nos asusta pues parece que sea previo a las convulsiones febriles, pero no es así. Si en ese momento administramos un antitérmico o hacemos cualquiera de las cosas anteriores que nos ayuden a bajar la temperatura corporal lo normal es que estos temblores cedan.

Si no lo hacen de ninguno de estos modos es conveniente llamar o visitar el médico.

¿QUÉ DOSIS DE IBUPROFENO O PARACETAMOL DEBO ADMINISTAR?

A veces los padres no sabemos que dosis exacta de medicamento hay que administrar al niño pues quizá en el prospecto indica unos meses y un peso que no corresponde a nuestro hijo.

Siempre debemos preguntar a nuestro pediatra que será quien conozca las características especiales del niño, pero ante la duda hay un par de fórmulas que podrían ayudarnos:

  1. Dalsy (ibuprofeno): en este caso multiplicaremos el peso del niño x 0,30, es decir a un niño que pese 12 kilos habría que darle…. 12×0,30: 3,6 ml
  2. Apiretal (paracetamol): en este caso multiplicaremos el peso del niño x 0,15 es decir a un niño que pese 12 kilos habría que darle…12×0.15: 1,8 ml

Estos medicamentos pueden administarse cada 6 u 8 horas, pero en caso de que la fiebre del niño no baje de ningún modo se pueden combinar entre ellos cada 3 o 4 horas. Es decir, primero se puede administrar por ejemplo Dalsy y si a las 3 horas la temperatura sigue siendo superior a 38ºC podríamos administrar el Apiretal. Aunque siempre es mejor probar antes todas las opciones (baño, paseo, quitar calor por los pies…) y tener en cuenta que tardan una media de 40/60 minutos en hacer efecto.

CONVULSIONES FEBRILES

Las posible aparición de convulsiones febriles es algo que asusta a los padres cuando la temperatura de sus hijos comienza a ser elevada, aunque lo normal es que no entrañen peligro para el pequeño se trata de un momento horroroso para los padres, por ello es importante saber como actuar para poder estar lo más calmados posible en caso de que lleguen a  ocurrir.

Suelen aparecer entre los 6 meses y 5 o 6 años, normalmente el primer día de temperatura elevada y no duran más de 15 minutos.

Que un niño tenga convulsiones febriles no significa que vaya a tener secuelas posteriormente, de hecho incluso existe algún estudio que indica que niños que sufrieron convulsiones febriles de pequeños han tenido mayor capacidad de concentración y mayor facilidad a la hora de estudiar de mayores.

Cuando aparecen las convulsiones el niño pierde la consciencia y aparecen movimientos muy bruscos del cuerpo, es importante dejarle libertad de movimiento pero a la vez sujetarlo para que no pueda golpearse ni dañarse con nada que tenga alrededor e intentar colocarlo de lado en un lugar cómodo.

Hay que flojarle la ropa y ver que puede respirar bien, si por ejemplo tenía algo en la boca sacárselo.

Una vez que la convulsión va cediendo los movimientos bruscos van siendo más suaves y el pequeño termina despertándose, posteriormente se encontrará adormilado y decaído.

Es también importante controlar el tiempo que dura la convulsión, y si es superior a unos 12/15 minutos o se repite el episodio llamar al 112 para ver como debemos actuar.

Aunque la convulsión sea “normal” y dure poco tiempo es conveniente acudir al centro de salud más cercano para explorar al niño y para que nuestro pediatra nos aconseje como actuar en caso de volverse a repetir el episodio.

Hay niños que sólo tienen convulsiones una vez en su vida, pero aún así el médico les recetará Diazepam en solución rectal para que siempre lo tengan a mano por si el episodio se repite.

Ante todo intentar mantener siempre la calma y controlar al niño, y entender que cuando está malito necesita más mimos y más atención, y que su sueño, apetito…se verá alterado, pero eso no significa que siempre vaya a ser de ese modo, así que simplemente tener mucha paciencia y mucha dosis de amor y cariño.

Nos vemos el próximo mes con otro artículo muy interesante.

Gracias por leerme y por vuestros comentarios!

María R.C. ( viviendoconpeques.wordpress.com )

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