Desde hace unos años los colegios y escuelas infantiles nos trasladan la idea de que en sus aulas se trabaja la educación personalizada pero si esto es realmente cierto, ¿por qué existe la misma baremación para todos los alumnos? Es decir, cuando un alumno aprueba un examen con un 5 por norma general su nota es de suficiente. Con un 6 es bien. Con un 7 pasamos al notable hasta que llegamos al 8,5 en adelante que ya es un sobresaliente. ¿Qué forma de evaluar es esa cuando con el mismo criterio se trata a todos los estudiantes?
Una verdadera educación personalizada es aquella que ofrece a los alumnos lo que realmente necesitan. A cada uno se le enseña y se le evalúa como un ser único y dentro de sus posibilidades. Los maestros han de estar lo suficientemente preparados para guiar a sus alumnos en descubrir sus talentos y motivaciones, el maestro ha de ser el guía en la educación de sus alumnos. Para seguir avanzando en este tema es imprescindible nombrar a Howard Gardner (psicólogo, investigador y profesor de Cognición y Educación en la Universidad de Harvard). El señor Gardner revolucionó el concepto de inteligencia con sus inteligencias múltiples afirmando:
Los seres humanos no somos tan parecidos como siempre se había dicho pero de ser esto cierto, ¿cómo es posible que cada persona sea tan diferente al resto?
Howard G. apuesta porque cada persona es un ser único, diferenciado del resto que se caracteriza por tener una forma de aprender distinta.
Todos somos diferentes y por tanto necesitamos una educación distinta para cada uno: Si todos somos desiguales, ¿por qué vamos a aprender todos con el mismo sistema?, ¿cómo vamos a enseñar a todos nuestros alumnos con la misma vara, si todos somos distintos?
La pregunta que quiero trasladar es la siguiente: ¿están preparados los colegios y escuelas infantiles para llevar a cabo una verdadera educación personalizada sin rebasar los límites y cumpliendo con la normativa legal de nuestra actual ley educativa? Mi humilde respuesta a esta gran pregunta es que podrían estarlo pero muy pocos centros educativos son capaces de llevar a cabo una metodología donde ofrezcan a cada alumno lo que se merece. Es decir, ya sea por falta de profesorado, de formación o de tiempo, seguimos trabajando en el aula como se trabajaba hace 20 años. No hemos evolucionado: el profesor cuenta el temario, el alumno lo escucha, lo estudia, se le evalúa y se le pone la baremación correspondiente a la nota que haya sacado.
Si realmente ofrecemos una educación personalizada y una eminencia como el señor Howard Gardner nos certifica que científicamente somos diferentes, ¿por qué no llevarlo a cabo?, ¿por qué no dar a cada uno lo que necesita?, ¿por qué no prepararnos como maestros para saber sacar el mejor partido de nuestros alumnos?, ¿por qué no guiar a nuestros alumnos en la educación y dejarles que ellos exploren y aprendan?, ¿por qué no enseñarles a ser autónomos, libres y con decisión y voluntad propia?, ¿por qué no hacerles críticos?, ¿por qué no despertar su interés hacia el aprendizaje en cada momento del proceso educativo?, ¿por qué no dejarles que sean felices en la maravillosa tarea de aprender?
Os dejo una reflexión que la semana que viene continuaré tratando, espero que os haya hecho pensar tanto como para plantearnos si nuestro sistema educativo y nuestras metodologías son las correctas o no.
Un fuerte abrazo a todos los lectores de Cuidado Infantil.