El pasado 30 de marzo, tuve el privilegio de participar como ponente en el I Congreso de Educación Infantil de Aprender Educando, cuyo vídeo podéis ver en Youtube, o si lo preferís, consultar la presentación en Slideshare.
Además de ser una maravillosa oportunidad a nivel profesional, tuve el privilegio de poder conocer a multitud de profesionales del sector de la enseñanza que participaron de forma muy activa en todas las ponencias.
Uno de los principales temas que tratamos fue la importancia de dar un giro completo a la educación en la actualidad, todos los docentes que allí nos encontrábamos compartimos un mismo punto de vista: “Si queremos niños autónomos y capaces de “sobrevivir” en un mundo cada vez más complicado y complejo, debemos ayudarles a pensar “out of the box” y ser capaces de resolver problemas por si mismos” Pero, a todos los que allí estábamos nos asaltó la misma pregunta: ¿cómo conseguir esto? Imagino que igual que a mi, ésta es la pregunta que nos surge a todos los docentes.
Yo personalmente creo que, en primer lugar, para poder llevar a cabo un cambio debemos conocer todo lo que existe a nuestro alrededor, en el caso de los maestros, creo que debemos conocer TODOS los métodos educativos, para poder ver cuál es el más adecuado, por qué es el más adecuado y si quizá, la solución no sea un único método, sino un compendio de varios.
Por eso, como ya hice en mi anterior artículo, voy a seguir analizando los diferentes métodos educativos de los que disponemos.
En el artículo de hoy, vamos a ver las principales características del Método de Proyectos desarrollado y promovido por William Kilpatrick.
Kilpatrick trabajó como profesor de geometría y álgebra en Georgia, como en su formación anterior no había recibido ningún curso sobre pedagogía, le obligaron a asistir a unos cursos de verano en la Escuela normal de Rock, allí asistió a una conferencia sobre las ideas pedagógicas de Pestalozzi y, se dice, que fue allí donde se dio cuenta por primera vez que una de las claves para una enseñanza eficaz y efectiva consistía en proporcionar a los alumnos experiencias significativas interesantes que les permitieran desarrollar un sentido de la responsabilidad.
Kilpatrick, entendió la necesidad de que los estudiantes se comprometieran con las cosas que tenían sentido para ellos y de aquí nació uno de sus principales propósitos: diseñar actividades que partieran de los intereses de los alumnos.
Podemos decir que, de alguna manera, así fue como surgió lo que hoy llamamos el Método de Proyectos, pero, ¿qué es el método de proyectos? Si tenemos que establecer una definición en un par de líneas, podríamos decir que, el método de proyectos es una estrategia de aprendizaje que se enfoca en los conceptos centrales de una disciplina, sea esta la que sea, involucrando a los alumnos en la solución de problemas y otras tareas significativas. Este método, permite a los alumnos trabajar de manera autónoma para construir su propio aprendizaje, además de desarrollar habilidades y actitudes que les ayudarán a lograr resultados reales.
Partiendo de esta definición, podríamos decir que el método de proyectos tiene tres pilares básicos:
– Se propone a los alumnos un objetivo real. Es decir, se parte de necesidades reales y auténticas, tanto individuales como colectivas.
– Obviamente este método exige del conocimiento previo de una serie de habilidades básicas como son la lectura, la escritura y el cálculo.
– Los proyectos pueden ser muy variados, desde una representación teatral, hasta informaciones culturales pasando por enfermedades, los precios o una preocupación social inmediata.
Una vez vista la definición y para poder entender mejor esta metodología educativa, debemos saber que todo proyecto requiere cuatro momentos o fases básicas.
1º Planteamiento. Lógicamente este es esencial porque, como ya hemos visto, lo que se pretende es suscitar el interés en los alumnos, por tanto el “cómo” planteemos el proyecto será crucial. El planteamiento se puede hacer a través de preguntas o “dudas” aparentes con el fin de estimular a los alumnos.
2º Preparación. La recopilación de datos también es crucial. Mediante sus preguntas y “dudas” el profesor va transmitiendo a los alumnos dónde y cómo podrían encontrar la información necesaria.
3º Ejecución. Durante la ejecución el profesor, de una manera “discreta”, va estimulando a los alumnos para que pongan en marcha el plan anteriormente elaborado. Obviamente la ejecución exigirá de variados métodos y actividades como consultas, redacción de informes, cálculos, discusiones, etc.
4º Evaluación. La evaluación del proyecto también es una parte esencial, en la que el profesor orientará el espíritu crítico de los alumnos acerca del proyecto en marcha o de sus resultados finales.
Por tanto, como podréis ver, estamos hablando de un método basado por completo en las “necesidades” de aprendizaje que los alumnos van teniendo. Desde mi punto de vista, en este tipo de métodos educativos, el papel del docente es crucial porque debe ser un guía pero sin llegar a interferir en exceso en el camino de los niños.
Yo personalmente creo, que cuando despertamos un interés en los alumnos y, por tanto, éstos están motivados ante el contenido y los conocimientos que les estamos planteando, el aprendizaje será mucho más significativo y perdurará en el tiempo mucho más.
Hasta ahora ya hemos visto dos de los principales métodos de enseñanza alternativa, en el próximo artículo seguiré con otra metodología educativa para que podamos continuar viendo las diferencias y semejanzas entre las diferentes metodologías educativas de las que disponemos.