Jugar proporciona placer, alegría y bienestar en los niños. Además, hace que desarrollen su inteligencia y capacidad de pensamiento.
Este último punto, el relacionado con la estimulación de la inteligencia en los niños, es algo que muchos de nosotros olvidamos, ya que muchos padres y madres piensan que jugar sólo incluye la parte de diversión sin comprender todos los beneficios que puede albergar esta acción para el correcto desarrollo de nuestros pequeños.
¿Por qué debemos fomentar que los niños jueguen? No te pierdas todos sus beneficios:
- El juego infantil es un instrumento que desarrolla las capacidades del pensamiento. Es decir, sirve para:
- Estimular el pensamiento motriz.
- Estimular el pensamiento simbólico-representativo.
- Estimular el pensamiento reflexivo y las capacidades de razonamiento.
- Es una fuente de aprendizaje que crea zonas de desarrollo potencial en los niños y niñas.
- Es un estímulo para la atención y la memoria.
- El juego fomenta el descentramiento cognitivo, permite que los niños cambien su papel del real al rol y, además, les obliga a coordinar distintos puntos de vista con el objetivo de organizar el juego.
- El juego infantil fomenta y desarrolla la imaginación, la creatividad. El juego es siempre un trabajo de construcción y creación, incluso cuando los niños juegan a imitar la realidad también la construyen de forma interna. Es un banco de pruebas donde experimentan diferentes formas de combinar el lenguaje, el pensamiento y la fantasía.
- Relacionado con el punto anterior, jugar estimula el contraste fantasía–realidad ya que en el juego realizan simbólicamente acciones que tienen distintas consecuencias de las que tendrían en la realidad.
- Otra razón para jugar es que potencia el desarrollo y aprendizaje de la comunicación lingüística en los niños. Por un lado están los juegos eminentemente lingüísticos, pero, por otro lado, mientras juega, el niño necesita expresarse y comprender, nombrar objetos, describir acciones… lo que abre un enorme campo de expansión lingüística.
- La ficción aplicada al juego es una vía de desarrollo del pensamiento abstracto del niño.
Así que, como conclusión, si queremos ayudar a nuestro hijo o hija, una buena actividad es incentivarle a que juegue y, además, unirnos al juego, compartiendo con los más pequeños su fantasía y estrechando lazos familiares. Al fin y al cabo, los papás somos su juguete más importante.