El duelo perinatal duele de modo especial

El duelo perinatal duele de modo especial 10 noviembre, 2015

Admitámoslo. Como humanos estamos mudos ante un duelo perinatal. No sabemos qué decir a unos papás que han perdido a su bebé en el parto, o durante el embarazo. Tampoco sabemos cómo encarar a un ser querido que pierde a un hijo al poco de nacer. El duelo perinatal nos sobrecoge, nos deja mudos.

Los papás que atraviesan por este proceso, en ocasiones han de hacerlo desde la soledad porque, la propia impotencia de los demás les arrastra al silencio, y a menudo el entorno calla por no saber qué decir.

Perder duele, duele mucho. El duelo perinatal duele intensamente. Aunque hay quien no lo entiende y piensa que debe doler menos, al haber tenido menos tiempo de contacto con el hijo que perdemos. Pero hoy queremos contarlos porqué el duelo perinatal duele de una manera especial.

Como todo duelo, el duelo perinatal es una reacción psicológica de todo nuestro sistema para adaptarnos a una realidad a la que no queremos adaptarnos: la pérdida de alguien vinculado a nosotros. En el duelo perinatal, como en cualquier otro duelo, podemos sentir sensaciones parecidas a las de una depresión mayor: estamos tristes, no tenemos ganas de comer, nos cuesta dormir o, por contra, no queremos salir de la cama, sentimos desesperanza… Son síntomas parecidos a la depresión, pero que no lo son. Son la forma de nuestro corazón de entender y admitir que tiene que decir adiós.

Pero ningún duelo es igual a otro, porque ninguna persona es igual a otra. Cada duelo viene y se ancla sobre una personalidad anterior, sobre una expectativa particular hacia esa persona que hemos perdido.

Importante es señalar, también, que en ocasiones el hecho de abortar voluntariamente no está exento de duelo. Muchos padres – o familiares y amigos- se sorprenden al encontrarse un duelo intenso tras una interrupción voluntaria de embarazo. Es importante aceptar y comprender, prescindamos de juzgar.

Sea como sea, como todos los duelos, los duelos perinatales pueden resolverse solos, con el tiempo y el dolor que ayuda a cicatrizar. En ocasiones pueden complicarse y provocar trastornos psicológicos que conviene tratar.

Si el duelo perinatal te deja mudo, abre la boca. Pregunta a ese papá o esa mamá qué necesita oír de tus labios, si necesita que le abraces o consueles, si necesita esar solo o acompañado. Dile que no puedes siquiera imaginar la profundidad de su dolor, pero que puede contar con la profundidad de su amistad y tu amor. Deja que hable, deja que llore, deja que se desgañiete, no le contengas. Deja que busque culpables, al principio es normal: está intentando comprender.

En la medida de lo posible, evita estas frases: «mejor ahora que cuando fuera más mayor», «ya tendrás más hijos», «a nosequién también le pasó», «tienes que ser fuerte»…

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