Educar también es decir NO

Educar también es decir NO 11 julio, 2013

educacion-decir-noCada hijo, educado por igual en la misma familia, es diferente. Seguro que has visto a padres incapaces de reñir o llamar la atención de sus hijos cuando estaban molestando o alborotando en algún lugar, también, conocemos a padres que no dejan de reñir a sus hijos  en todo momento y hay otros padres que juegan con sus hijos y les dicen lo que está bien y lo que no. Al fin y al cabo un padre no es un amigo, es un padre y es algo que no puedes olvidar.

Educación | ¿Por qué es necesario decir «NO»?

Los bebés ya comienzan a aprender con cada experiencia vital. Aprenden de lo que ven, de lo que escuchan, de lo que tocan. Si las madres y padres aplican un horario para las comidas, el sueño y el baño, el bebé aprenderá a adquirir un hábito. No protestará a la hora del baño porque sabrá que es lo “normal” y lo acabará encontrando agradable.

Con los años, el niño dominará otra serie de hábitos de conducta, como lavarse los dientes o las manos antes de comer, y no le costará porque las habrá interiorizado y lo hará de forma automática. Los hábitos de conducta que enseñamos a nuestros hijos constituyen el comienzo de su capacidad para ser autónomos. Cuando haces que tus hijos sigan unos hábitos, cuando los obligas a adaptarse a las pautas de conducta de la familia, le estás educando para su vida social.

Eres el puente entre tus hijos y la sociedad, y por esto eres el encargado de conseguir que adquiera costumbres positivas para sí mismos y para su entorno. Un niño que no respeta las normas de convivencia, que se muestra egoísta, que pega, que no comparte sus juguetes, no será querido por sus compañeros, y eso le ocasionará tristeza y frustración.

¿Cómo puedo decirle “NO”?

1) Tenemos que ser inflexibles con las normas sociales absolutas (acostarse con los padres, hacer daño a alguien…), y con las normas propias de casa (ver la TV, acostarse a tal hora…).

2) La autoridad se transmite con la mirada y el tono de voz: hay que explicarle de frente, con seguridad y de forma tranquila y firme.

3) En las rabietas hay que mantener una posición indiferente, él solo tiene que resolverla, que llore el tiempo que quiera, nosotros le haremos caso cuando se tranquilice.

4) Corregirlos en casa o en público, en la calle también somos padres…

5) No dejarse chantajear con la expresión mala madre o mal padre, ignorar estos términos para que vea que de esta forma no va conseguir nuestra atención.

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