Pues bien, y si además de todos estos cambios añadimos el cambio del LENGUAJE.
Frases como, “el niñ@ no me hace caso”, tiene un carácter irascible”,”no atiende”, “hace lo que quiere”, “por cualquier tontería se enfada»… reflejan que aún no nos hemos dado cuenta del gran cambio.
En una rutinaria revisión médica, por casualidad, comentamos al pediatra que el niño no atiende, no hace caso, se enfada por tonterías,…, y nos dicen tras pruebas realizadas y un largo tiempo de espera, que nuestro hij@ sufre un problema de audición. Nos cuentan todos los pros y contra y todas las pruebas que tiene que seguir haciéndole para ver el grado de pérdida de audición que tiene, si es en los dos oídos por igual, si se le podrá realizar el implante coclear y un sinfín de cuestiones que nos aturden y nos confunden.
Con todos los cambios afrontados desde el nacimiento y ya que teníamos un puzzle formado, éste se desvanece. Y ahora ¿qué? esta es la pregunta que refleja nuestra mente una y otra vez ante el espejo.
Pues bien, cierto es que nos adentramos en un nuevo mundo, en una nueva forma de entender la vida pero no es ni mejor ni peor, ni raro ni normal, simplemente diferente. Vais a empezar a compartir con vuestro hij@ experiencias inolvidables y vais a aprender un nuevo idioma un nuevo medio de comunicación.
Es la hora del cambio y siempre los cambios son duros pero vienen cargados de cosas positivas. Es el momento de la REEDUCACIÓN FAMILIAR.
Empecemos a cambiar hábitos y costumbres de manera fácil, sin grandes dificultades, para no morir en el intento. Adoptemos una nueva forma de mirar, aprendamos a observar y a empatizar con el que tenemos enfrente, nuestro hij@. Interioricemos la nueva situación y asimilémosla, a partir de ahí, todo será coser y cantar.
Hagamos fotos a nuestro hij@ durmiendo, bañándose, comiendo, jugando, de distintos momentos del día y utilicémoslas para que le sirva de representación de qué es cada cosa, para qué sirve y tenga una guía -pautas a seguir. Empecemos a hablarle a nuestro hij@ cara a cara, gesticulando muy bien. Se suele decir que la cara es el espejo de alma pues en esta nueva situación en la que nos encontramos es totalmente cierta.
Por una expresión tu hij@ puede saber lo que está bien o mal, si tienes pena o si estás alegre, si le estás regañando o si lo estás felicitando y lo mejor es que como los niños son como esponjas, ellos os imitarán y así os facilitará el saber cómo se siente vuestro hij@ en cada momento. Haced ejercicios frente al espejo de expresión facial.
Pon las fotos de tu hij@ durmiendo sobre la cuna o cama, bañándose en el baño, comiendo en su sitio habitual a la hora de comer y así sucesivamente. Esto le ayudará a identificar qué hace él/ella en cada momento.
Haz un mural con las fotos de las cosas que hace él /ella en cada momento del día, cada día ve con él/ella a ese mural e indícale qué vais a hacer en cada momento para que él/ella sepa que va a hacer y por qué. ¿Qué toca ahora? podríamos titularlo.
Hay que crearle un orden mental cada día para que no se sienta desubicado, desorientado. Piénsalo por un minuto, si tu estuvieras jugando y de buenas a primeras te cogen y te llevan al baño para bañarte, por ejemplo, tu reacción cuál sería, pues sería ¿por qué? ¿ahora? No quiero,…, reacciones normales ante una situación inesperada, pues tu hij@ igual y te lo demuestra con enfados, pataletas, llantos,…,
El cuerpo humano, según estudios realizados tiene 21 días para adaptarse a una nueva situación o cambio. Os aseguro que no os daréis cuenta del paso de los días cuando de buenas a primera os percataréis de que habéis adoptado una nueva forma de ver la vida.
No desesperéis, no pasa nada. Iniciaros en la Lengua de signos un nivel básico y acorde a la edad de vuestro. Buscad a buenos profesionales y mientras ayudaros de estos minis consejos, entre otros, y muy importante:
APRENDED A MIRAR
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