Se les conoce como muñecos de apego, aunque en casa simplemente es Winnie (o Pu como lo llama Hugo), una pieza esencial en la vida de mi pequeño. Cuando va en el coche, cuando se sienta a ver la tele, cuando se va a dormir… Winnie siempre tiene que estar cerca de mi pequeño. Es su amigo y su consuelo.
Según los pediatras, los muñecos de apego u objetos transicionales generan seguridad y compañía en los bebés y les ayudan a reconocerse a sí mismos como seres independientes. También son muy útiles para conseguir que duerman solos o para superar momentos de conflictos, como una rabieta, ya que fomentan su bienestar y hacen que se sientan seguros.
Hay muchos bebés que no tienen muñecos de apego, aunque lo normal es que los elijan a partir de los 4 o 5 meses y no se separén de él hasta los 3 o 4 años. De hecho, los niños que no tienen ninguno suelen adoptar otras conductas transicionales, como chuparse el dedo o enroscarse el pelo.
La textura, los colores, el peso… los criterios por lo que los bebés los eligen son incomprensibles. En el caso de Hugo, Winnie llegó a nosotros cuando ni siquiera había nacido. Fue un regalo de mis amigas de la universidad que, al principio, solo decoraba los pies de la cuna, hasta que una mañana, cuando Hugo tenía poco más de dos meses, vi que estaba adquiriendo la costumbre de dormir completamente pegado al protector de la cuna. Como me agobiaba mucho verle así, decidí dormir un par de días con Winnie para pasarle mi olor y, una noche, cuando Hugo ya estaba dormido, le aparté del protector y le puse a Winnie junto a la cara… Desde ese día, se convirtieron en compañeros inseparables. Poco a poco Hugo decidió que no solo quería dormir con Winnie, también quería jugar con él, pasear con él, ver la tele con él… Es increíble la cara de felicidad que pone cuando se lo das… Lo chupa, lo huele, lo muerde, lo abraza o simplemente lo lleva agarrado… Vayamos donde vayamos siempre lo tenemos cerca, o en sus manos o en mi bolso, por si lo echa de menos…
No sé durante cuánto tiempo Winnie seguirá siendo imprescindible para Hugo, en cualquier caso cuando decida que no lo necesita más lo guardaré en su caja de los recuerdos porque, aunque crezca y lo olvide, siempre será su primer amigo.