Pocas son las casas en las que al entrar no escuchas el sonido de la televisión de fondo, de hecho puede que ninguno de los miembros de la familia la esté viendo, pero siempre está encendia. Y por supuesto también estará encendida a la hora de la comida y esto, además de no ayudar en la comunicación familiar, por lo visto también favorece la obesidad infantil.
Estudio de la Sociedad Americana de Pediatría
La Sociedad Americana de Pediatría, en su reunión anual, ha presentado un estudio en el que se relaciona el ver la televisión mientras se come, con el aumento de la obesidad infantil, y va más allá. Sitúa el problema antes del nacimiento de los niños, ya que las madres que tienen la costumbre de ver la televisión durante su embarazo, luego lo harán también mientras alimentan a su bebé y este a medida que vaya creciendo seguirá manteniendo el mismo hábito. Y es que, como es lógico, todo aquello que aprendemos a lo largo de nuestra infancia va a marcar cómo seremos en un futuro. Así que si desde niños comemos con la televisión encendida, de adultos también lo haremos. Este informe nos cuenta que en tres de cada cuatro hogares americanos se come con la televisión puesta.
Conclusiones
Entre otras, el estudio indica que las madres menores de 25 años son las que más alimentan a sus bebés ante el televisor. Y si se da biberón, se está más frente a él, que si se da pecho. Cuando el niño ve la televisión a la hora de comer, es fácil que ingiera más cantidad, ya que al estar distraído no notará cuando está lleno. Y la comida suele ser de peor calidad. Además se apuntó que si uno ve mucho la televisión a lo largo del día, tendrá un modo de vida sedentario que también favorece la obesidad. Como vemos es casi una cuestión educacional.
Y no se tuvo en cuenta el uso de tablets y móviles. Así que, cuando vuelvas a sentarte a comer con tu familia, por qué no apagas la televisión.