Todo pequeño se volverá rebelde a las indicaciones de sus padres si estos no logran acordar cuáles serán los límites frente a su mal comportamiento.
El niño tirano o niño rey manipula a través de rabietas o palabras desafiantes para obtener lo deseado. Estas actitudes no son corregidas en su momento debido a la sobreprotección de sus progenitores, y en ocasiones a su falta de autoridad.
Encontramos 3 características en el niño emperador:
No trasmite emociones pero las aparenta. Un niño rey expresa compasión o empatía frente al resto solo para lograr su objetivo.
Nunca se arrepiente de sus actos y desobedece a sus padres a pesar de los castigos.
Es reacio al cariño de sus padres. Su misma agresividad lo aleja del núcleo familiar.
A pesar del comportamiento ofensivo de tu hijo, no enfoques toda tu atención en sus actitudes; antes, medita en la forma como lo estás educando: la autocrítica sincera marcará el inicio de los cambios y la comunicación entre los dos. ¡No te desanimes!