Cada vez que empezamos una etapa nueva en nuestra vida lo hacemos con varios propósitos para mejorarla. Uno que no suele faltar es el de dedicar tiempo al ejercicio físico, yendo al gimnasio, apuntándonos a natación o simplemente saliendo a caminar todos los días. Pero no siempre conseguimos cumplir esa buena meta. Y no solamente nos pasa a nosotros, pues programar actividades físicas para nuestros hijos se convierte en muchas ocasiones en una misión imposible, a pesar de sus innegables beneficios.
Al menos una hora al día
Estos días se ha presentado un estudio realizado por la Universidad de Illinois, Estados Unidos, en el que se nos muestra que hacer al menos una hora de ejercicio físico después del colegio cada día, no solo reporta evidentes beneficios físicos, sino que además mejora de manera sustancial su capacidad para prestar atención, no distraerse y cambiar de materia a la hora de estudiar.
La investigación se llevó a cabo entre 221 niños a lo largo de 9 meses: la mitad de ellos realizaron actividades físicas y la otra no. Los niños que sí realizaban ejercicio mostraron mejoras en la inhibición atencional, lo que les servía para evitar distraerse y así concentrarse mejor en la tarea que realizaban, mejorando su flexibilidad cognitiva para poder realizar diferentes trabajos intelectuales de una manera más óptima, siendo capaces de mantener la velocidad y precisión. Los niños que no hacían ejercicio mostraron las mejoras propias de la maduración de esos 9 meses en los que se hizo el estudio. Sin embargo los autores del estudio quisieron recalcar que la mejora del grupo que hacía las actividades era dos veces mayor que el grupo que no en cuanto a las tareas cognitivas y la velocidad de su procesamiento. Y además relaciona estas mejoras con la interacción social y la estimulación que obtenían los niños al participar de estas acciones deportivas con otros niños.
Visto lo visto, ahora nos toca a los adultos hacer esto posible. Y quizás, como otros estudios previos apuntan, para conseguirlo sea necesario descargar a los más pequeños de la casa de las numerosas tareas que tienen una vez terminada su jornada escolar, para que así tengan tiempo para realizar actividades físicas, que son igual de importantes que otras a las que dedican horas tras salir de clase.