¿Qué tal majetes? ¿Cómo se han portado los reyes? Yo creo que no me he portado muy bien porque no me han traído nada, je,je… hace años que en casa decidimos que sólo había regalos para los niños que si no… ¡menudo dineral!
Os confieso que hace dos días no sabía de qué iba a escribir en esta ocasión, pero el día de Reyes pasó lo de todos los años. Mamá de Fresa se pilló un buen mosqueo ¿Y por qué? Pues porque no soporto ver como colman a mis hijos de regalos. Yo no sé cómo explicárselo a la familia de mi marido. Muchos ya sabéis que soy Gallega, en concreto de Ferrol. Y por supuesto, todas las Navidades estoy allí. Intento pasar el máximo tiempo posible pero normalmente el día de Reyes vuelvo a Onda (Castellón-España) En mi familia nos regalamos en Nochebuena. Ponemos un bote, y le compramos un juguete a cada niño. Para mí con eso ya tendrían bastante, pero cuando llegamos aquí, aparecen regalos por todas partes. Este año creía que no me iba a pasar. Les hicimos una carta a los reyes, que en realidad se la dimos a mi suegra, especificando un juguete para cada uno. Mi suegra no para de decirme que las cosas no están para gastos y que si les compraba algo, era ropa. Así que yo confié en que por fin me harían caso y sólo les traerían un regalo. Pero no, recibieron cuatro regalos cada uno.
Un regalo de ropa y tres juguetes para Vera y otros tantos para Joaquín. Podéis pensar que soy una desagradecida y puede ser, pero es que no soporto tirar el dinero, ni yo, ni que lo que lo tiren los demás. Y es que lo que no entiendo es que ellos mismos se dan cuenta de que apenas juegan con los juguetes, o siempre juegan con los mismos. Y aun así, les parecía poco lo que habían pedido y acabaron comprándole un montón de cosas. Aquí lo normal es ir recogiendo los regalos casa por casa, es decir, en casa de la abuela, en casa de los tíos,… así que según iba pasando el día, mis hijos iban acumulando regalos. A las ocho de la noche recibieron el último, y yo ya no podía ocultar mi malestar. Y ya no digo nada de las chuches. También hubo chuches en cada casa. Y no es que no sepa donde meter tanto juguete, sino que no se dan cuenta de que no les están haciendo ningún favor.
Recuerdo que hace tiempo leí que los niños de familias numerosas solían ser adultos más felices. El hecho de tener que compartir todo y tener menos cosas, hacía que estos niños sufrieran una frustración con la que conseguían aprender a ser más felices con menos ¡Me pareció algo con tanta lógica! Yo soy la tercera de cuatro hermanos y pasé una infancia genial pero frustrada por tener que heredar todo, ropa, libros,… compartir habitación, no ponerse de acuerdo con los canales de televisión, y muchas otras cosas más. Soñando todos los días con ser hija única. Pero ahora estoy encantada de haber tenido que pasar por todo eso, porque hoy, soy feliz como una perdiz. Sólo con dar un paseo o tomarme un Colacao calentito, me siento la mujer mas afortunada del mundo. Por eso me enfado tanto cuando veo que a mis hijos, y sobre todo a Joaquín, le da igual diez que mil, no aprecia nada, pero no es culpa de él. Ha sido un niño mimado desde el día en que nació. Y tengo pánico de estar educando a un futuro adulto infeliz, porque no consigue el puesto de trabajo que quiere, o no tiene el cochazo que le gustaría, o… No sé. Quizás esté exagerando pero yo ya lo tengo claro, no hay marcha atrás. El año que viene, todos los juguetes que excedan de lo que hemos pedido irán directamente a Cáritas, previo aviso a la familia. Ellos decidirán si quieren tirar el dinero o por fin hacerme caso y comprar lo justo. Pero no os preocupéis, aunque parezca una decisión radical, no llegará la sangre al río. Ellos ya me conocen, y saben como soy y como pienso.
¿Qué os parece? ¿Estoy siendo muy dura?
Mil besazos.
Angélica Alvarez (@MamadeFresa)