Una guardería en Meki

Una guardería en Meki 5 abril, 2013
guarderia África

guardería ÁfricaAhora, la mayor parte de mis amigas (madres) con niños trabaja fuera de casa. Las veo (intuyo) a la carrera cada mañana antes de dejarlos en la guardería, de ahí al despacho, comida rápida en ese mismo despacho, vuelta a correr para recogerlos a la salida. Las veo hacer encajes de bolillos, cuando no malabarismos, para llegar a la hora, no dejar de estar en ningún sitio, atender todos sus frentes. No es fácil, a pesar de tener sueldo fijo, coche para desplazarse, ayuda en casa (no siempre).

Algunos miles de kilómetros más al Sur, por ejemplo, en Etiopía, los hombres abandonan con frecuencia sus hogares (quizá lo más exacto sería decir desaparecen), la mayoría de las veces sin razón aparente, y dejan a las mujeres al cargo de una prole que hay que alimentar y educar. Eso de pasar pensiones y mantenimiento no existe. Hay que buscarse la vida como sea. Pero con pocos recursos, a menudo sin empleo estable,  y teniendo de ocuparse de pequeños que, en ocasiones, no alcanzan ni los cinco años… un bucle, al final eso se convierte en un bucle del que es imposible salir: la pobreza. Sin trabajo no hay ingresos; sin éstos, no hay comida; sin comida, a duras penas se puede sobrevivir. ¿Los niños al colegio? Ni pensarlo. Con cuatro años se les responsabiliza del cuidado de sus hermanos bebés. Así mamá puede ir al mercado a vender algo y sacar con ello algunas monedas con las que comprar la comida de ese día para la prole. De ese día. Mañana no se sabe.

¿Y si ellas pudieran, esas madres solas, disponer de un sitio donde sus niños estuvieran atendidos por unas horas al día mientras ellas van a trabajar o buscan ocupación? Con esta idea se puso en marcha la guardería de Let Children Have Home… Para ayudar a las mujeres de la comunidad de Meki en la que se encuentra el orfanato. En septiembre pasado abrió sus puertas.

21 niños desde pocos a meses a cuatro años. De las ocho de la mañana a cuatro de la tarde. Se buscaron de entre los más desfavorecidos de la comunidad. Al principio costó la adaptación, la de los niños y la de las madres. Me fascinaba ver sus caras los primeros días. Ellas tímidas y agradecidas; los pequeños, expectantes y aterrorizados a partes iguales. Veían a sus madres darse la vuelta y desaparecer… ¿me abandonan? Debían pensar. Lloros desesperados.

Empezó para ellos una vida nueva que nunca antes habían conocido. En convivencia con otros niños han aprendido pautas de higiene, comen tres veces al día, duermen su siesta, realizan actividades pre-escolares. Se ha conseguido involucrar a las madres y cada quince días de les reúne para compartir con ellas los avances, las dificultades  y tratar de que sigan aplicando en casa lo que se hace en la guardería.

Veintiuna madres. No es una cifra muy alta. Pero es otro granito de arena más. Me consta que ya se está haciendo la selección para el próximo curso, para cubrir. las vacantes de los que en septiembre pasarán al jardín de infancia.

Si te apetece ver cómo es la guardería de Meki, pincha sobre el enlace.

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