Repostería

Repostería 30 junio, 2014

Me encanta ver programas de cocina, sobre todo los de repostería. Soy muy golosa y supongo que por eso disfruto de pensar en galletas y pasteles, ¡Pero ya nada es lo mismo! Existe una frontera en la cocina para mí, “Antes y después de tener hijos”. Se los voy a explicar:

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Hacer galletas

Antes: Mi especialidad eran las galletas de mantequilla, las hacía para regalar o para disfrutar con mis amigas en una reunión.

Ahora: Las galletas de avena con chispas de chocolate son las más pedidas, porque son nutritivas y ricas. Jamás había pensado en los nutrientes de las galletas antes de tener hijos.

Hornear Pasteles

Antes: Era una labor prolija y divertida, probablemente la parte más “alocada” habrá sido probar la masa cruda de un pastel de chocolate.

Ahora: “Mamá, ¿Qué es esto?” Pregunta mi hijo. Acto seguido, se vacía una bolsa de harina encima.

Hacer unas simples crepas

Antes: Cuando hacía mis pininos en la cocina, el hacer la crepa perfecta fue todo un logro para mí: Con los bordes perfectos, delgadita y sin romperse.

Ahora: Necesito hacer un millón de crepas para una cena familiar, unas salen pasables, otras salen horrendas, otras salen demasiado doradas. Sólo algunas son “perfectas”… Pero nadie lo nota, ¡Igual las devoran sin pensarlo dos veces!

Conclusión: Mi vida en la cocina, y en general, se divide en antes y después de ser mamá, de ahora en adelante me referiré a ello como a.M. (antes de Maternidad) y d.M. (después de Maternidad)

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