Cuando decides actuar de una manera frente a tus ideales, entras en un pequeño conflicto interno. La salud de tu hijo es lo primero y tus principios pasan a segundo plano.
Que mi hijo carezca de cierto componentes alimenticios en su dieta diaria. Que no quiera comer ciertas cosas que sabes que le aportan sólo que beneficios para su salud. El tener que complementar su dieta con ciertos alimentos que no son de nuestro agrado totalmente. Pues eso, subes en una balanza en la que en un lado está su salud y el saber que poco a poco su ingesta de OMEGA 3 (antes nula) va aumentando, y en el otro, mi rechazo o mi no tan grata opinión con respecto a la forma en que lo está ingiriendo, ya que aparte del OMEGA 3 pues también hay azúcares.
Esta decisión no ha sido a la ligera. Después de hablarlo, decidimos que ciertos azúcares que pueda tomar no le influirían en exceso, ya que es un niño que no para y por el resto, su alimentación es correcta.
Sabiendo de antemano que su pediatra me recomendaría otra forma de ingesta (porque para mí hay ciertos productos que sólo son para aquellos pequeños que realmente comen muy muy poco y sus carencias son evidentes) nos «tomamos el lujo» de decidir nosotros y complementar su dieta diaria y mediterránea.
Que muchos creéis que no lo he hecho bien, que con la salud no se juega. Pues yo no creo que esté jugando con su salud, bastante me cuesta el saber que carece de cierto nutriente. Pero a falta de carencia ponemos remedio, que no seremos ni los primeros ni los últimos que compran productos enriquecidos.
Que no es que la publicidad mercantil me haya convencido, es que no he visto otra manera de hacerlo. Espero y deseo que su incremento vaya siendo el correcto, ya que era nula su ingesta, y mi preocupación iba en aumento (estaba, yo, muy bien acostumbrada con mi hija que todo se lo comía y todo le gustaba).
Como soy de las que piensa que cada familia sabe lo suyo, y que cada madre/padre atiende sus necesidades como cree y/o como sabe, pues esta es nuestra manera de atender a esta situación y así es como la sobre llevamos: sin remordimientos.