Como padres, queremos que compartan sus pensamientos y sentimientos para poder comprenderles y ayudarles. Queremos que se expresen ordenadamente en lugar de manifestar sus sentimientos de forma destructiva. Y, además, queremos que nos escuchen. Pero los niños no nacen sabiendo, hay que enseñarles a que adquieran esas habilidades comunicativas, por eso, a menudo, también los padres necesitamos mejorar en ese aspecto.
¿Cómo aprendo a escuchar y a hablar con mi hijo? Aquí tienes algunos puntos inetersantes a seguir:
Consejos sobre cómo ESCUCHAR a nuestros hijos:
- Comunicación no verbal: leer el lenguaje corporal de los niños aún cuando ya han aprendido a hablar.
- Definir y ayudar a comprender sentimientos: hay muchas oportunidades para ayudar a los niños a interpretar lo que están sintiendo y enseñarles a manifestarlo.
- Dedicarles tiempo para escucharles: es importante para el niño que pueda contar sus experiencias cotidianas y sentimientos a los padres. No basta con mantener una conversación profunda de vez en cuando, la buena comunicación es cuestión de tiempo, calidad y cantidad.
Consejos sobre cómo HABLAR a nuestros hijos:
- Establecer contacto visual: así los padres podemos saber si el niño ha comprendido lo que se le ha indicado que tenía que hacer, y además pueden aprender y comprender el lenguaje no verbal.
- Hablar con voz sosegada y firme: para que nuestros hijos nos escuchen no es preciso ir elevando el tono de voz, simplemente tenemos que elegir las palabras adecuadas y apoyarlas en acciones consecuentes y con sentido.
- Utilizar afirmaciones en lugar de preguntas: cuando no hay duda sobre lo que se quiere que haga el niño hay que hacer afirmaciones definitivas que le indiquen exactamente lo que tiene que hacer, cuándo, dónde y cómo.
- Utilizar frases sencillas: no usar palabras que el niño no comprende. Hablar de forma clara y sencilla. La comunicación corta y simple con su consecuencia lógica será recordada mejor que un largo discurso.
- Decir al niño lo que se piensa: es bueno que los padres digan al niño los sentimientos que producen sus acciones o actitudes en lugar de criticarle directamente. Una buena forma es conjugando las frases en primera persona (yo) en lugar de segunda (tú), y evitando la crítica, las culpas, o el ataque directo, sin dejar por ello de expresar emociones fuertes con eficacia.
Para que nuestros hijos sepan comunicarse de manera adecuada, hemos de enseñarles primero escuchándoles, después dialogando con ellos y por último aprendiendo todos a realizar crítica constructiva. Todo ello desde que son pequeños, sin esperar a que se hagan adolescentes para entonces iniciar la comunicación con ellos.