A continuación te dejamos algunas pautas a observar para detectar este tipo de trastorno de la psicología infantil y, si procede, poder tratarlo con un especialista:
Cómo detectar los celos infantiles
Cada niño es un mundo y la manifestación de los celos infantiles puede cambiar significativamente. Por ejemplo, a veces los síntomas de los celos son extremadamente evidentes; sin embargo, existen otras formas de mostrar los celos que pueden confundirse fácilmente con otros trastornos o enfermedades.
Síntimas físicos de los celos infantiles
– Dolor de estómago y posterior vómito
– Alteración o falta de apetito
– Alteración de los patrones de sueño o demanda de compañía para poder dormirse
– Supuestos dolores que pueden llegar a inventarse para llamar la atención
Trastornos emocionales que producen los celos infantiles
– Los niños se muestran desobedientes y negativos
– Manifiestan cambios de humor sin motivo aparente
– Muestran mayor agresividad
– Lloros continuos y quejas por todo
– Demandan más mimos de lo habitual
– No quieren ir al colegio
– Ignoran al bebé, no quieren hablar de él. Incluso hacen como que no existe
– En definitiva, hacen cualquier cosa para llamar la atención de los padres
Otro síntoma muy claro de celos infantiles ocurre cuando el niño retrocede y vuelve a etapas evolutivas ya superadas. Por ejemplo:
– Vuelve hacerse pis en la cama
– Habla con voz o palabras infantiles
– Quiere volver a tomar biberón, chupete, pide papilla para comer…
Lo lógico es que este comportamiento dure un tiempo no muy largo, pero, de todas formas, es muy importante que prestéis atención a los pequeños detalles, ya que estos marcan la diferencia entre unos simples celos infantiles y un trastorno más grave.
Cómo trato los celos infantiles
– Hay que informar y hacer partícipe al niño sobre los que va a ocurrir, el nacimiento o adopción de un hermano nuevo.
– Es muy importante que el niño se sienta querido y note que nadie le va a quitar su puesto.
– Muchas veces funciona el involucrarle en el cuidado del bebé para fomentar su independencia y responsabilidad.
– Aprovecha este momento para contarle historias de cuando eran pequeños, enseñarles fotos, contarles qué cosas hacían.
– Elogia las cosas que hace bien y refuerza su autoestima y seguridad.
– Favorecer una vida familiar que involucre a todos los miembros de la familia.
– Mantener los criterios educativos estables. Porque vaya a tener un hermano no significa que haya que consentirle más.
– Dedicarle al hermano mayor un tiempo en exclusiva cada día.
– Emplear más premios y estímulos que castigos y amenazas.
– Es recomendable que todos los cambios que vayan a ocurrir en el día a día del hermano mayor (de habitación, incorporación al colegio, al comedor…) se hagan antes del nacimiento del bebé, para que no se sienta desplazado.
– Cuando se aproxime el parto, no cambie las rutinas del niño y a ser posible que el niño se quede en su casa rodeado de sus juguetes y otras personas queridas.
– Hable con la familia para que se repriman con los halagos hacia el bebe.
– Explique las ventajas de ser el mayor y lo orgullosos que os sentís de él.