Papás, gusanitos, cola, piñata con chuches, bolsa extra de regalos con más chuches, frutos secos fritos, zumos industriales, bocatas de nocilla… ¿Alguien se ha parado a pensar que, a buen seguro, debe haber una forma alternativa de preparar un cumpleaños?
Estos alimentos nos gustan, está claro. Tienen una alta palatabilidad como consecuencia de la grasa, los azúcares y la sal. Se pueden comer, por supuesto. Consumidos de vez en cuando no presentan excesivos problemas. Pero que representen el 100% de los alimentos y bebidas servidos en un cumpleaños infantil no tiene sentido.
Una fiesta de cumpleaños infantil también puede ser un excelente momento para enseñar a nuestros hijos como puede uno pasárselo bien y disfrutar gastronómicamente sin incidir en lo peor de la comida de picoteo. Los niños acaban dando por válido aquello que ven a menudo. Si las fiestas de cumpleaños de su infancia se le presentan siempre así, ése será el modelo de celebración con amigos que él tendrá más adelante.
Empezando por el tema de las bebidas, ¿estáis seguros de que si presentáis en una fiesta infantil batidos de frutas naturales, sorbetes de fruta y agua fresquita no los van a tomar con gusto cuando se cansen de correr y deseen reponer líquidos?
En cuanto a la comida, brochetas de frutas de colores, fruta en forma de animales, nueces peladas, cacahuetes para pelar, mini pizzas de verduras, guacamole, humus con palitos integrales, trocitos de queso fresco, olivas, dados de pavo… Te sorprenderá cómo atacan la mesa si la llenas de estos alimentos.
¿Te animas a hacer el experimento?