Colechar es una opción que parece ha sido tabú durante largos años, pero de la que cada vez escuchamos más opiniones y personas a favor. En época de nuestros bisabuelos probablemente colechar era LA opción. Pero yo de pequeña o adolescente no recuerdo a nadie de la familia hablar de dormir con los niños.
Cuando llega un bebé a casa, con las pocas horas que uno duerme, creo que lo mejor es encontrar la fórmula que mejor se adecúa para cada casa. Sea colechar o no.
El colecho con un bebé tiene ventajas importantes en esos primeros meses, como favorecer la alimentación en la noche, el apego, el descanso de la madre, etc.. y los riesgos son muy bajos siempre que se haga con ciertas normas de seguridad (evitar camas de agua, fármacos que te hagan tener un sueño profundo y ese tipo de cosas, no tan comunes)
Nosotros, que ahora sí colechamos, no o hicimos cuando las niñas eran bebés de menos de seis meses. Ni con la primera ni con la segunda. El moisés al lado de la cama nos resultaba cómodo pues no me costaba nada sacarlas para alimentarlas. Y yo descansaba más tranquila.
¿Pero qué pasa cuando crecen? ¿Hay algún beneficio de colechar?
Personalmente, yo el encuentro muchos. Nosotros empezamos colechando con la mayor como última solución a su mal dormir, y fue el remedio a todo. Ella dejó de tener pesadillas y durmió toda la noche. Y ni siquiera quería dormir con nosotros, sino en una cama junto a la nuestra.
La pequeña, desde los seis meses, siempre ha colechado con nosotros. Ella se duerme fácilmente, mantuvo la lactancia materna hasta los 19 meses, si se desvela de noche se queda tranquila,…y lo mejor de todo: se duerme todas las noches abrazándome, y se despierta con una sonrisa, o me despierta con un beso de buenos días o contándome sus sueños en susurros. Y si tiene pesadillas, enseguida la escucho y estoy ahí al lado para calmarla.
Por supuesto, no sólo hay beneficios, también hay contras. Una podría ser la falta de intimidad para la pareja, pero yo encuentro que te obliga a ponerte más creativo, que siempre va bien. Otra podrían ser las caídas; ambas terremotos se han caído de la cama en más de una ocasión, aunque por suerte sin hacerse daño, pero es un punto en contra con camas altas como la nuestra. Y otro punto, si los padres duermen bien o no. Porque con nuestra hija mayor colechar en la misma cama se haría imposible por como se mueve y da vueltas. Pero, en cambio, la pequeña duerme tranquila. Y nosotros dormimos plácidamente.
Ah! Y me olvidaba. Aunque sea la frase que más me han dicho, estoy segura que mis hijas no querrán dormir con nosotros hasta los 18!