En muchas ocasiones se dice que los niños son egoístas por naturaleza. Que suelen pensar en sí mismos. Y aunque es cierto que cualidades como la empatía o la generosidad se desarrollan plenamente con el curso de los años, los niños sí piensan en los demás. Pueden ponerse en el lugar de otros y actuar para ayudar a quienes lo necesitan
Mya quería más chocolatinas
Mya Woolley es una niña británica de tan solo 5 años. Un día su madre le compró 2 chocolatinas, pero ella quería una tercera y comenzó a insistir en el asunto, que terminó con una rabieta. Su madre decidió mostrarle lo afortunada que era. Le dijo que a ella le habían podido comprar esos dulces y que sin embargo había muchas personas que no tenían dinero ni para comer. La pequeña horrorizada empezó a preguntar a su madre cómo dormían o se duchaban. Su madre le explicó que no tenían casa y que tenían que vivir en la calle.
Tenía que hacer algo
Mya decidió que tenía que hacer algo. Así que hizo un dibujo de su juguete favorito, una langosta, y lo subió a las redes sociales. Tenía la intención de subastarlo para conseguir 21,62 libras, el dinero que recauda la ONG Crisis durante esta Navidad para que una persona sin hogar pueda hacer tres comidas durante un día (incluyendo la cena de Navidad), proporcionarle un sitio donde ducharse, un corte de pelo y un reconocimiento médico. Pero se ha visto desbordada ya que hasta el momento ha recaudado más de 1.400 libras, cantidad que servirá para ayudar de la manera comentada a más personas.
Ante el éxito cosechado Dominique, la madre de la pequeña, comentó:
Recibimos donaciones, cada vez más grandes, y nos quedamos realmente sorprendidos. La bonita cara de Mya seguro que ha ayudado. Cuando le dijimos cuántas comidas podría dar se puso muy contenta.
La campaña aún no ha terminado, se puede seguir ayudando a través de Just Giving con el nombre de su madre, Dominique Woolley. Sin duda, Mya nos ha dejado claro que los niños no solo se preocupan por sus cosas.