Cuando un niño recibe una mala nota, además de su propio disgusto, que será proporcional a la importancia que le dé a sus estudios, siente una gran preocupación por cómo afrontar tener que enseñársela a sus padres. Tratando de minimizar las consecuencias busca mil y una excusas, algunas tan clásicas como que el profesor le tiene manía, fue un examen sorpresa, o preguntó cosas que no habíamos dado. Pero ahora podrían tener una nueva: la herencia.
Estudio a gemelos
Se ha presentado estos días una investigación dirigida por el King`s College de Londres, Reino Unido, en el que se muestra cómo la inteligencia y la personalidad que influyen en el rendimiento académico vienen determinados por la genética. Para ello se estudió a 13.306 gemelos de 16 años, se investigaron sus capacidades cognitivas y su personalidad, y se tuvieron en cuenta sus notas. Se tuvo en consideración su inteligencia, autoeficacia, su confianza en la propia capacidad académica, personalidad, bienestar, ambiente en el hogar, entorno escolar, salud y sus problemas de conducta. Se comparó a gemelos idénticos, que comparten genes al 100% y no idénticos, que lo hace al 50% como cualquier hermano.
Se llegó a la conclusión de que se hereda la capacidad para estudiar y la afición por hacerlo, haciendo notar sin embargo que esto no es algo que no se pueda contrarrestar con esfuerzo. Se apunta a que la influencia genética es de un 62% en las notas que se obtienen. Y esto para los investigadores muestra la necesidad de que los planes de estudio se realicen de manera personalizada para poder permitir de esta manera que cada alumno sea capaz de alcanzar su mayor rendimiento.
Y es que está claro que cada niño es un mundo y no puede tratarse a todos por igual y pretender que así todos alcancen su máximo potencial en cualquier ámbito. Pero lo que también está claro es que para dar a cada pequeño una atención personal se requieren grandes recursos, pero sin duda obtendríamos un gran resultado, personas preparadas.