¿Cómo estáis fresas? Este mes he estado un poco ausente, pero no es de extrañar. ¡Qué locura el fin de curso! ¿Verdad? Si habéis leído lo poco que he escrito en mi blog, sabréis que estado en Galicia en la comunión de mi sobrino mayor. Xandre fue el primero de los cinco primos en tomar la comunión, y a partir de ahí, uno tras otro se nos irá yendo, porque dicen que la comunión es el punto de inflexión entre la niñez y la adolescencia. Dicen que es a partir de entonces cuando notas que se han hecho mayores y empiezan a querer su independencia. Y la verdad, estando en la misma iglesia en la que lo habíamos bautizado, no lo podía creer. ¿Ya está? ¿Ya se acabó? ¿Esto es todo?… Se ha pasado el tiempo tan rápido. Y mis hijos serán los siguientes. Así que os podéis imaginar, lo emocionada que estaba con el acontecimiento.
También sabéis que he estado en el Primer encuentro de mamás blogueras en Madrid, organizado por Madresfera y Yo Dona ¡Un nivelazo! Os he contado algo en el blog, y aún me queda mucho que contar. Pero si ha habido algo que me ha sorprendido y emocionado hasta el infinito, ha sido la graduación de Joaquín. Ha acabado la etapa de infantil y pasa a ser alumno de Primaria. Parece una tontería y en realidad, lo es. Yo no le daba mucha importancia a eso de la graduación. Por casualidades de la vida la profesora convocó la reunión pidiendo voluntarias para hacer el escenario, ayudar a los niños en el evento, etc… cuando estábamos en Galicia, así que no pude participar como de costumbre. Pero un día antes de la graduación, me acerqué al cole y estaban todas las mamás voluntarias histéricas porque se les echaba el tiempo encima y todavía había que hacer los birretes , así que me quedé a ayudarlas y fue cuando me di cuenta de que no era una tontería. Llegaron los niños para hacer un ensayo general. Y viéndolos entrar en fila, con la música típica de las graduaciones, ya empecé a notar que me derrumbaba. Luego tres niños de cada clase hacían de presentadores leyendo una frase cada uno, entre ellos mi pequeño-gran Joaquín. Nos contaban la cantidad de cosas que habían aprendido estos últimos tres años. Y nos recordaban a los padres que no tuviéramos miedo, que estaban preparados y seguros, y entonces las lágrimas ya asomaban por mis mejillas. Y llegó “El vídeo”, ese vídeo resumen de estos años. No podía comenzar de otra manera que con una foto de los niños cuando entraron al cole ¡Eran tan pequeñitos! ¡Han crecido tanto, pero tanto, tanto! Así que levanto mi cabeza y me doy cuenta de que no era la única emocionada allí, por lo que una de las profesoras decidió cortar el vídeo que si no, no quedaría nada para el día siguiente.
A mí me parecía que ya había llorado todo lo que tenía que llorar, y el día de la graduación iba segura y tranquila. Pero no, todavía me quedaba algo. Fue el resto del vídeo el que me hizo volver a llorar. Allí las profesoras nos daban las gracias a las mamás por ser tan colaboradoras. Y recalcaban el hecho de que nadie nos obligaba, lo hacíamos por lo que más queremos, nuestros hijos.
Lo he dicho muchas veces pero creo que jamás me cansaré de decirlo, dejar mi trabajo para tener más tiempo para mis hijos es lo mejor que he hecho en mi vida. Cuando tomé la decisión todo el mundo me decía que me arrepentiría. Sólo una persona me decía que no lo haría. Fue la mujer de mi jefe. Ella también estuvo unos años en casa para criar a su pequeña y tenía claro que yo me lo iba a pasar fenomenal. Y no se equivocaba. La infancia de nuestros hijos es una época totalmente efímera. Por eso me fastidia cuando alguien se queja de que las mamás sólo sabemos hablar de nuestros hijos, o cuando me comentan que los niños de mamás trabajadoras que no pueden participar en el cole, están en desventaja a lo hora de hacer trabajos, o que los niños se sienten mal porque no ven a sus mamás por allí. Han llegado a decirme que los colegios no deberían permitir tanta participación por parte de las mamás para que no hubiera esta diferencia. Pero qué queréis que os diga, lo siento mucho por esos niños, de verdad, pero yo tomé la decisión de vivir con mucho menos para que mis hijos fueran más felices, y así ha sido.
Bueno que me estoy poniendo tontita ya… Fresas si alguna de vosotras está dudando, no lo dudes más. Si te lo puedes permitir, dedícate a la crianza de tus hijos que como me dijeron a mí: “TE LO VAS A PASAR FENOMENAL”.
Mil besos fresas.
Angélica Alvarez (@MamadeFresa)