Cuando comenzó la televisión un mundo nuevo se abría ante nosotros. Era ideal podíamos apoyarnos en ella para que los niños aprendieran. Era el caso de los primeros programas infantiles, como Barrio Sésamo, que mantenían entretenidos a millones de niños todas las tardes. El gran problema entró cuando aumentaron los canales. Un exceso de programación conseguía que los niños pudieran pasar absolutamente toda la tarde frente al televisor.
Dejábamos atrás el parque, criticando que es que ahora es más peligroso que hace unas décadas. Si juntamos los avances en los ordenadores y tablets, lo cierto es que los niños de ahora pasan casi tantas horas frente a una pantalla como horas están en el colegio. Un exceso que pasa factura.
Veamos algunos de los efectos negativos:
- La televisión provoca una actitud sedentaria en los niños. Alejándoles del ejercicio y de los deportes. Además un estudio muy reciente relacionaba directamente el consumo de bebidas azucaradas y el picoteo de chucherías con las horas que se pasaban los niños delante de las pantallas, viéndose un gran aumento en los casos de obesidad infantil.
- Mata la imaginación del niño. Es cierto que la televisión en dosis moderadas, es un gran estimulante para los niños potenciando la imaginación y abriendo nuevos horizontes en el niño. Pero el exceso de dedicación consigue el efecto contrario. Matando la imaginación propia ya que no la necesita.
- Cuando hablamos de la televisión no debemos olvidar la parte del tiempo que el niño pasa viendo anuncios comerciales. Incitándole al consumismo a unas edades muy cortas en las que los niños no saben discernir correctamente.