Hoy os vamos a dar algunos consejos para tratar este transtorno de la conducta infantil, puesto que, si no se tratan de la manera adecuada, pueden desencadenar problemas más graves.
Cuando el niño es desobediente, normalmente, lo que buscan es que el adulto llegue a una situación límite puesto que supone un desafío al control, en este caso, de los padres y profesores.
Pero, por otro lado, la desobediencia no es sólo resultado del incumplimiento de una orden impuesta en un momento concreto, sino que, también implica otras situaciones en las que la norma no se dice de forma directa pero está implícita y presente. Por ejemplo “no se puede chutar el balón dentro de casa”.
¿Cuándo podemos afirmar que un niño es desobediente?
Si tu pequeño cumple con estos parámetros, es posible que necesites consultar con un experto en psicología infantil que te pueda orientar sobre las pautas a seguir:
- Cuando un adulto (padres o profesores) piden al niño que realice una acción y éste no responde o ignora el mandato.
- Cuando el adulto pide al niño que pare de portarse mal, o que no comience a realizar algo que está a punto de ocurrir.
- El niño no sigue una conducta que, por norma de la familia, debe realizar.
- El niño lleva a cabo conductas que se le han prohibido de forma reiterada y explícita.
A veces no es el niño el desobediente…
Hay situaciones en las que, por muchos motivos, no queda del todo claro que podamos hablar de desobediencia infantil. Son las siguientes:
- Petición de dos órdenes incompatibles de forma simultánea.
- Cuando se le invita al niño a saltarse una prohibición, sobre todo, en los casos en que el adulto que la impuso no está presente.