En persona o por teléfono. La voz de las madres es un bálsamo para los hijos. No es una teoría, sino una afirmación demostrada científicamente. La revista Proceedings of the Royal Society del Reino Unido ha publicado un estudio que confirma que escuchar a las madres reduce el estrés.
Para realizar el estudio se analizó a sesenta niñas entre siete y doce años. Las pequeñas tenían que hacer un discurso improvisado o resolver algunos cálculos matemáticos frente a algunos desconocidos, es decir fueron sometidas a situaciones estresantes.
En ambos casos, los latidos del corazón aumentaban y se incrementaba también la hormona del cortisol, que se relaciona con el estrés. Pero al escuchar a sus madres el efecto en todas era que producían la misma cantidad de la hormona de oxitocina que cuando se les abrazaba o experimentan algún tipo de contacto físico.
La oxitocina, bajo ciertas circunstancias, inhibe la liberación de hormona cortisol, común ante situaciones estresantes, y además parece estar involucrada en el reconocimiento y establecimiento de relaciones sociales.
El estudio dividió a las niñas en tres grupos. en uno las madres estuvieron acompañándolas después de cada prueba, ofreciéndoles su apoyo y abrazándolas. En el segundo, las madres les llamaron por teléfono, mientras que al tercero simplemente se les mostró un documental tras la prueba.
En los dos primeros grupos, los niveles de oxitocina aumentaron, aliviando así los efecto de cortisol. Sólo en el tercer grupo, la oxitocina se mantuvo constante.
Hasta ahora se pensaba que la oxitocina necesitaba contacto físico, aunque ahora se ha demostrado que la simple voz de una madre es suficiente para aliviar el estrés de los hijos.
La voz de la madre tiene más poder del pensado según este estudio. Asimismo, algunos científicos han ido más lejos y han sugerido incluso que el feto dentro del útero, al menos durante la última etapa del embarazo, es capaz de reconocer la voz de su madre.