Los celos son tan naturales como inevitables. Los síntomas son variados, los niños se muestran retraídos o irascibles, vuelven a pedir el chupete, a hablar como un bebé o a mojar la cama, tienen rabietas, quieren ir en brazos e, incluso, tienen pesadillas.
En unas ocasiones están relacionados directamente con la llegada de un hermanito, en otros porque piensan que ya no les hacen tanto caso como les gustaría. Y es que la mayoría de los niños en un momento de sus vidas quieren la exclusividad del cariño de sus padres, quieren centrar toda su atención y no les es fácil compartirlos.
Los celos entre hermanos no se pueden evitar, pero si atenuar, ayudar a gestionarlos y, sobre todo, a superarlos. De no hacerlo, se pueden cronificar y convertirse en problemas de más importancia.
Cuando un niño deja de sentir que tiene en exclusiva la atención de sus padres, principalmente porque debe compartir el tiempo y el cariño con su hermano, nota sentimientos contradictorios. Se debate entre el amor y “el odio” a quien considera que le ha arrebatado algo que es suyo. Se siente «destronado» por un intruso que ha llegado a su casa y, además, tiene intención de quedarse…
Ya no se presta tanta atención ni cuidados, y sus padres ya no juegan tanto con él, ya que suelen estar ocupados con el nuevo hermanito. En otras ocasiones, los celos están generados porque uno de los hermanos, y no tiene porqué ser el más mayor, percibe en algún momento de su vida que le dedican más atención a otro .
Para reclamar esa atención que se piensan que les ha usurpado comienzan a comportarse de una forma distinta, ya sea consciente o inconscientemente, aunque no todos los niños son iguales y no todos sienten igual ni actúan de la misma manera frente a los celos. Sea como fuere, los celos son una conducta que puede ser prevenida, en gran parte, por los padres que pueden ayudar al menor que en ese momento se siente solo.
Signos de alerta
Para detectar si un hijo se siente celoso basta generalmente con observar su comportamiento en relación con sus hermanos y muy especialmente con el recién nacido, también con sus compañeros de clase o amigos, con sus padres, en casa y en el colegio.
En la mayoría de ocasiones manifiestan que quieren volver a ser más pequeño, ya que piensan que de esta forma recibirán la atención que tiene el bebé.
Comparan constantemente el cariño que tienen sus padres hacia el hermano con el que cariño que le muestran a él,
Los celos y la envidia hacen que, a veces, traten al hermano del que sienten celos con cierta indiferencia, incluso ignorándolo.
En el colegio su rendimiento escolar baja, desobedecen a los profesores para llamar la atención en clase o intentan hacerse amigo de ellos para ganarse el afecto y así ser “el preferido” en la clase.
A veces, también pueden mostrarse agresivos ante algún compañero de su edad o más pequeño e, incluso, frente a los padres, para así obtener el «tiempo» y «atención» que antes tenían de ellos, aunque ahora sea con regañinas y castigos.
Algunos niños que no han tenido celos con la llegada de un nuevo hermano, comienza a sentirlos cuando éste va creciendo. Ya no se pasa todo el día durmiendo, sino que empieza a andar, hablar y acaparar más la atención de los mayores.
Pero no hay que olvidar que los celos no son siempre negativos, se “suele pasar pronto” y se convierten en una experiencia positiva que les ayuda a crecer y a madurar, aprenden que no siempre pueden ser el centro y eso les será muy útil en su vida de adultos.
Cómo prevenirlos
– Los padres no tienen mostrar preferencias entre los hermanos, así pues, evitar conductas de desproporcionada atención de uno en perjuicio del otro.
-Hablar con el niño y explicarle lo importante que va a ser a partir de ese momento ya que colaborará en el cuidado del hermano pequeño, que podrá enseñarles lo que él ya sabe, y jugar con él más adelante.
-No olvidarse dedicar a los hijos mayores el tiempo que necesitan, aunque el bebé reclame más atención. Jugar con ellos, para que compruebe que sigue siendo importante y no se sienta relegado.
-Un modo de ayudar al menor, es mediante el juego, a través de éste se puede facilitar que el niño proyecte sus temores y le sirva para descargar el conflicto provocado por los celos.
-No comparar a los hermanos,
-Hacer ver a los niños que cada uno es distinto y es tratado de forma diferente, según su edad.
Como tratar los celos
– Darles tiempo a los pequeños para que se adapten a su nueva situación.
– Cuando actua como un niño de menos edad, ignorarlo. Hacerle caso cuando se comporta y habla “como le corresponde”.
– Repetirles que se les quiere mucho, pero que no van a consentir que le hagan daño al bebé, porque hay que protegerlo como los protegíamos a ellos cuando eran bebés
-Hacerles saber que cuando el recién nacido crezca tendrá alguien con quién jugar, para que vea al nuevo hermano como un compañero y un amigo.
– Utilizar cuentos de apoyo para ayudar a expresar sentimientos y desdramatizar la situación.
Artículo de padresonones.es asesorado por la pedagoga Mar Sánchez Marchori. Directora de MSM Pedagogía Creativa