¡No quiero cosas verdes, mamá!

¡No quiero cosas verdes, mamá! 22 febrero, 2016

Qué tendrá el verde, que a los niños sólo les gusta si es en las Tortuga Ninja. En cuanto ven un pequeño trozo de cosita verde en la comida, para muchos comienza la función.

Y qué tendrán las vitaminas de las verduras, que tantos papás y mamás son abanderados de una auténtica cruzada para su promoción, difusión y conversión de ese pequeño no creyente que es su hijo.

Te damos algunas claves para salir de esta batalla:

  1. Lo primero es saber que, en la mayoría de las ocasiones, la apetencia por las verduras aumenta con la edad. Son muchas las personas que, de niños, no podían ver ni en pintura los pimientos o el brócoli y que, de adultos, de forma natural los incorporan en su dieta y los disfrutan. Por lo tanto, paciencia; es habitual que muchos niños no sientan, precisamente, pasión por las verduras.
  2. En segundo lugar, verduras hay muchas. No hace falta que las coma todas, de todos los colores y de todas las texturas. Con que coma algunas verduras, la cosa va bien. Poco a poco, irá ampliando el rango.
  3. Ya lo hemos comentado en alguna ocasión: hay niños que necesitan muchas presentaciones del alimento antes de animarse a probarlo ( en algunos casos, 25). Esto quiere decir que lo cocines para ti y lo dejes primero en el centro de la mesa unas cuantas veces. Luego que se lo pongas en el plato, un trozo mínimo, pero que no lo coma si no quiere. Es posible que un día se anime.
  4. Otra cuestión importante, los niños suelen fijarse en lo que comen sus papás. Esto no es ninguna tontería. Los niños no quieren intoxicarse ni envenenarse y, en la naturaleza, ver que tus padres comían de un determinado alimento era garantía de que era saludable. Así que, ya sabes, a comer verdura y a que te vean comerla.
  5. También sabemos que, como todo en la vida, si nos involucramos en ello le cogemos más gusto. Está demostrado que los niños sienten más predisposición a probar un alimento si han colaborado en su preparación, pues les da ilusión el esfuerzo hecho. A sacar el «máster chef» que todos llevamos dentro.
  6. Tampoco hace falta que seamos puristas y le hagamos ver en todo su esplendor ese trozo blandengue de champiñón si le tira para atrás. Mezclando una porción mínima y bien desecha de una verdura determinada en espaguetis o arroces conseguimos, no sólo que lo coman sin darse cuenta, sino que se vayan desensibilizando progresivamente a un sabor. Eso sí, no cometas en error de poner mucho la primera vez, su paladar lo notará.
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