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Prueba de dislexia para los niños menores de 7 años

Prueba de dislexia para los niños menores de 7 años 20 noviembre, 2015
Dislexia en niños menores de 7 años

Las personas que sufren de dislexia tienen problemas con la velocidad de procesamiento verbal, conciencia fonológica y la memoria verbal. La velocidad de procesamiento verbal se refiere al tiempo necesario para que un individuo pueda reconocer letras y dígitos ya aprendidas.

La conciencia fonológica se refiere a la propia capacidad de entender cómo las palabras están formadas por sonidos o fonemas. La conciencia fonológica es vista como la habilidad más importante para aprender a leer y escribir. Una vez que el individuo es capaz de reconocer que el cambio en los sonidos que componen las palabras de los resultados en el cambio del sentido, la lectura y escritura viene fácil.

Por último, la memoria verbal se refiere a la capacidad de recordar la información verbal durante algún período de tiempo. Por ejemplo, la memoria verbal es muy útil cuando los padres dan instrucciones tales como “ponerse los zapatos y el abrigo antes de salir de la casa”.

Es un error común pensar que los problemas de aprendizaje están necesariamente relacionados con las bajas capacidades intelectuales. No ha habido ningún estudio clínico que haya demostrado que la dislexia está de ninguna manera conectada con la inteligencia, por lo que no es de extrañar que los niños con un coeficiente intelectual tanto bajo y alta pueden ser disléxico. Por ejemplo, una persona con una inteligencia promedia y con una dislexia leve, es probable que su lectura y escritura sean mejores que las de un niño con una  inteligencia superior a la media.

¿Cómo se diagnostica la dislexia en niños?

Cuando se trata de diagnosticar la mayoría de los problemas de aprendizaje numerosas personas están involucradas, incluyendo el niño en cuestión, los padres o cuidadores, maestros, psicólogos, y los proveedores de atención primaria de la salud. Uno de los primeros pasos en el diagnóstico de la dislexia es la presentación de un cuestionario de evaluación, donde los padres encontrarán algunas preguntas generales, como el estado general de salud y la capacidad para realizar ciertas tareas diarias. Después de la evaluación preliminar se completará una batería de pruebas que seguirán, por lo general administrada por un psicólogo infantil. Cualquier persona que está realizando la evaluación estará interesado en observar al niño en su ambiente natural de aprendizaje, así como obtener el máximo de información de los padres y los maestros. Las pruebas que se administran para la mayoría de problemas de aprendizaje incluyen habilidades de organización, velocidad de aprendizaje nuevo concepto, así como el procesamiento de estímulos visuales y de audio, el razonamiento, la memoria y el lenguaje y desarrollo del vocabulario.

La dislexia se distingue de otros trastornos por la incapacidad de los niños en leer y escribir en comparación con sus padres, mientras que los métodos de enseñanza apropiados habían sido empleados. Una vez que se complete la evaluación de los padres se les dará el informe final que incluirá las fortalezas y debilidades del niño y las instrucciones sobre cómo trabajar con el niño para fomentar los puntos fuertes y al mismo tiempo trabajar en la mejora de las debilidades. Independientemente de la forma leve o grave puede ser un problema de aprendizaje muy importante tanto para los padres y los maestros el estar equipado con los métodos para ayudar al niño a darse cuenta de su potencial. En algunos casos, el caso de la dislexia puede ser manejable por los profesores y los recursos escolares. Por otro lado, hay niños que no muestran mejoría pese a que la escuela ha emprendido las medidas adecuadas por lo que se aconseja que el niño se trate además con un psicólogo o un especialista en el habla. Otro aspecto del tratamiento incluye la inscripción del niño en un Programa de Educación Especial, que establece diferentes objetivos para el alumno. Además, las intervenciones educativas tempranas, preferiblemente antes de la edad de 7 ó 8 años, han demostrado ser soluciones muy eficaces a largo plazo para las personas con dislexia. En muchos países, más de 60 de esos programas son empleados por diferentes instituciones. En la mayoría de los casos, los programas se centran en la mejora de las habilidades fonológicas del niño, que dio posteriormente los mejores resultados cuando se trata de la lectura y la escritura.

Exploración del cerebro para el diagnóstico de dislexia

Ha habido muchos estudios clínicos que intentan descubrir más acerca de la dislexia, incluyendo la posibilidad de observar los cambios en el cerebro de las personas afectadas a través de la digitalización de imágenes. Por ejemplo, una investigación de estudio utilizaron exploraciones para comparar el flujo sanguíneo en el cerebro entre niños disléxicos y no gubernamentales. Los resultados mostraron que para los sujetos no disléxico la activación más fuerte del hemisferio izquierdo del cerebro correlacionaba con mejores habilidades de lectura. Por otra parte, los sujetos disléxicos con la actividad del hemisferio izquierdo tenían muchos más problemas de lectura. Para los hombres disléxicos se basó sustancialmente en su hemisferio derecho con el fin de hacerlos leer.

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