Muchos padres se niegan a reconocer que sus hijos sienten celos ante la llegada de un nuevo hermano. Quieren que su primogénito acoja al hermano pequeño con alegría y devoción. Desean que tengan una buena relación y que ésta se manifieste desde el principio. Dicen a su hijo: tienes que querer a tu hermanito, tienes que cuidarle mucho…
De este modo, algunos niños captan inmediatamente lo que sus padres “esperan de ellos” a partir del momento en que nazca su hermano y, llegado el momento, reprimen sus emociones de celos. A partir de ese momento, puede que se sientan “malos” por odiar a veces a su hermanito. En ocasiones, como no se permiten expresar directamente lo que sienten, pueden volver a comportarse como un bebé, actuar agresivamente con el recién llegado o mostrar un enfado contínuo con la figura de apego.
Como psicólogas y madres pensamos que es importante preparar con naturalidad al futuro hermano mayor y seguir unas pautas básicas para que la nueva llegada suponga un cambio lo más positivo posible para todos.
- Lo primero que os recomendamos es validar la emoción que esté teniendo vuestro hijo. ¿Qué es “validar” una emoción? Consite en ponerle nombre y hacerle frente de una forma natural: explicarle que lo que está sintiendo se llama celos y que es normal sentirlos cuando aparece una nueva persona con la que compartir a los que queremos.
- Acto seguido, es importante transmitirles que nuestro amor no ha disminuido lo más mínimo, que nuestro amor por ellos es incondicional y que es algo que siempre tendrán, hagan lo que hagan, pase lo que pase. Podemos estar enfadadas o distantes momentáneamente, pero el amor de base está garantizado.
- Las comparaciones son odiosas, y entre hermanos aún más, por lo que resulta interesante buscar más bien las diferencias y particularidades de cada uno y hacer ver al hermano mayor que es un persona única y valiosa por su propias cualidades. Por ejemplo: “ me encanta tu risa contagiosa y lo que me río contigo”, “ me encanta tu carita cuando leemos cuentos y que siempre te inventas un final para la historia”, etc… En lugar de: “a ti también te quiero porque también te portas bien”.
- Pese a que a menudo tendemos a negarlo, resulta útil más bien afirmar lo evidente: “es cierto que últimamente pasamos poco tiempo juntos”, “ la verdad es que los papás últimamente están un poco cansados y jugamos menos, ¿ verdad?”.
- Otro aspecto muy importante es dejarle hablar y expresar su malestar, en vez de defendernos de sus palabras o decirle que no debe sentirse así. Aunque los hechos que nos relata el niño suelen estar magnificados o amplificados, incluso tergiversados, para él es fundamental sentirse escuchado y comprendido.
- Pero empatizar no significa ser permisivos con conductas inadecuadas. Mantener normas sobre conductas previas que consideramos importantes más bien darán seguridad y continuidad a nuestro hijo. “Sé que te da rabia que no podamos jugar ahora, es normal cariño, pero no debes empujar a tu hermano porque le puedes hacer daño”
- Por último, intentar compartir tiempo en exclusiva con el hijo mayor, haciendo alguna actividad que sea de su agrado y demostrar que nos gusta pasar tiempo junto a él.
Recuerda que los celos son una etapa, pero que habitualmente remiten en el tiempo. Y que, por muy bien que lo hagas, sus celos son su forma de transmitir su natural enfado.