Parece que no, pero no sólo el niño percibe las consecuencias de este cambio, sino que a los padres también les afecta puesto que supone un cambio en la rutina de las personas que rodean diariamente al niño.
Aquí tenéis algunas pautas o consejos para que este cambio sea lo más suave, ordenado y fácil posible para todos:
- Ahora, más que nunca, interesa muchísimo que los padres tengan una relación de mucha complicidad con el niño, con el objetivo de que su etapa escolar sea un éxito y, si tiene cualquier duda o miedo, lo comente abiertamente.
- Importantísimo que los padres remarquen la idea de que los niños deben ir siempre a clase, sin excusas, y transmitirles el esfuerzo diario que supone sacar adelante sus tareas y estudios, a cambio de una gran satisfacción posterior.
- Lo mismo que el punto anterior, pero remarcando que los niños deben asistir puntuales al cole.
- Como ya hablamos en otro post, en casa el niño debe tener un espacio reservado para el estudio y los deberes.
- El apoyo moral de los padres debe ser constante para que el niño sienta que confían en él.
- Una de las labores que debéis seguir como padres es interesaros por todo lo que hacen y aprenden en el cole e intentar que esos aprendizajes diarios se apliquen en la vida cotidiana del niño.
- Por supuesto, animarles a que los niños hagan los deberes, no que sean los padres los que acaben haciéndolos. Del mismo modo, ahora que ya son «mayores», los niños deben iniciar buenas costumbres que, seguramente, vayan a adquirir para el resto de sus vidas, como la afición a la lectura, el respeto hacia el maestro y compañeros, la solidaridad y el espíritu crítico.
- Por último, los padres deben participar en la medida de lo posible en las actividades del colegio, así como mantener un contacto regular con los profesores y acudir a las reuniones que convoque el centro educativo.
En el blog de la psicóloga infantil Inma Alventosa encontrarás más información sobre este tema, así como una presentación muy interesante.