Mi papá es ceramista

Mi papá es ceramista 20 febrero, 2013
Mi papá es ceramista

¡Cuánto tiempo fresitas! Reconozco que os echaba de menos, pero he pasado unas semanas de locura. Para los que no lo sabéis, yo vivo de la Cerámica. En esta zona de Castellón (Valencia-España)  es la base principal de nuestra economía. En concreto, yo vivo de Elfos Cerámica, al que os animo que me hagáis un “Me gusta” en el Facebook, allí podréis ir siguiendo mis aventuras en este mundo.

Como os decía, han sido unas semanas de locura. A parte de que he pasado una gripe horrible, de la que todavía no me he recuperado, he  estado en Cevisama (Salón Internacional de Cerámica para Arquitectura, Equipamiento de Baño, Piedra natural, Materias Primas, Esmaltes, Fritas y Maquinaria). Y de allí os traigo mi artículo. Ya sabéis que me encanta ir a conferencias y aprender un montón. Y aunque no tuve mucho tiempo y llegué tarde, fui a una muy interesante. La daba Xavier Mañosa, un famoso Ceramista de Barcelona, al que confieso que no conocía de nada, pero ya sabéis que yo vivo en mi mundo de fresa y a veces soy un poco despistada.  Y diréis ¿Qué tiene que ver este hombre con la maternidad?… pues mucho.  Para mí es inevitable observar la vida desde mi perspectiva de madraza. Y en esta conferencia hubo algo que me fascinó.

Xavier es un joven que como muchos de nosotros, creció rodeado de talento, pero no sabía verlo. Su padre, tenía un taller de cerámica en Barcelona, y aunque Mi papá es ceramistaél vivió rodeado de este material, no le daba gran importancia, él quería ser más. Así que tras estudiar diseño industrial en la Llotja de Barcelona y diseño gráfico en La BAU, decidió irse a vivir y trabajar a Berlín. Y no sé si por la “morriña” o por la madurez, empezó a pensar que el trabajo de su padre no era tan “chungo” como pensaba.   Así que decidió volver a Barcelona y “EXPERIMENTAR” en el taller de su padre. Y digo experimentar en mayúsculas, porque eso es lo que hace. No le importa si el resultado final, se va a vender o no, sólo quiere hacer lo que le gusta. Como no tiene que pagar el alquiler del taller, se puede permitir ese lujo.  Lo que pretende es trasladar el proceso de construcción a la artesanía cerámica. Y así pasa los días, haciendo experimentos.  Cualquier cosa es arte para él. Unos jarrones mal hechos, o unos puzles de cerámica diseñados por él mismo cuando era un niño. Me hizo entender el significado de la “Edición limitada”. Nos explicó que cuantas más piezas realizas de una serie, las piezas más nuevas van perdiendo valor sentimental para el artesano, de ahí la importancia de limitar las series.

Y seguiréis preguntándoos, ¿Qué tiene que ver la maternidad con todo esto? Pues en un momento, al final de conferencia, nos enseñó un vídeo que podéis ver en su página web www.apparatu.com donde se veía como su padre le enseñó a utilizar el torno. Su padre hizo un jarrón de muestra y él tenía que intentar hacer el mismo. Como os podéis imaginar, hacer un jarrón igual, le llevó más de un mes. Pero ¿qué era lo que a mí me estaba llamando la atención? Pues era la mirada de orgullo que ponía cuando hablaba de su padre. Os acordáis de mi artículo “Orgullo de hijo”.  Es curioso las fases que pasamos a lo largo de nuestra vida. Yo lo pienso muchas veces. Para mis hijos, soy la mejor, luego llegarán a la adolescencia, y prácticamente se olvidarán de que existo. Pero siempre llega otro momento en el que maduramos, y de repente nuestros padres vuelven a ser motivo de orgullo para nosotros. Me sorprendió  muchísimo como después de irse a Alemania buscando algo más, decidió que lo que había visto en su casa toda su vida, era lo que realmente quería hacer ¿No os pasa a vosotros? ¿No recordáis con nostalgia la profesión a la que se dedicaron vuestros padres? Mi padre acaba de jubilarse, siempre ha sido relojero, y tanto él como mi madre y mi abuela, han vivido siempre de la joyería familiar. En mi adolescencia renegaba de todo eso y ahora cada vez que veo una joyería, me invade la nostalgia. De hecho, cada vez que vuelvo a Ferrol, le pido a mi padre que me dé todos los relojes que se encuentra. Esos relojes que la gente llevaba a arreglar a su taller y nunca recogían. Y tengo una buena colección. Para mí son un tesoro. Y aunque la vida me ha llevado por otros derroteros, si volviera a vivir en Ferrol, no me importaría en absoluto recuperar el negocio familiar, como está haciendo Xavier Mañosa.

Así que ya sabéis. Si estáis en paro, y tenéis la gran suerte de poder vivir cerca de vuestros padres, no descartéis la posibilidad de recuperar antiguas profesiones ¡Nunca se sabe! Y espero que la historia de Xavier Mañosa os haya encantado, igual que a mí.

Mil besos corazones.

Angélica Álvarez (Mamá de Fresa)

 

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