Si observas a tu hijo con dolor abdominal, náuseas y prurito anal, quizás es porque tiene parasitosis, una enfermedad contagiosa que ocurre comúnmente a causa de malos hábitos de higiene.
Un niño que consume alimentos o agua contaminada con las heces de una persona parasitada puede contagiarse de inmediato. Por ello es necesario cuidar la preparación de las comidas. Los parásitos intestinales no afectarán a tu familia mientras consideres como una regla general lavar frutas, verduras y carnes crudas antes comerlas.
Además, indícale a tus peques que se laven las manos antes de las comidas y después de jugar, recuerda que muchas veces la suciedad llega a sus bocas a través de lo que tocan.
Debido a que los síntomas de la parasitoris se asemejan a los de otras enfermedades, busca orientación médica para un diagnóstico más preciso. Después de los estudios de laboratorio sabrás con certeza si tu hijo tiene parásitos y cual de ellos es el que ha contraído. Con un resultado más preciso iniciará el tratamiento para eliminarlos. Suerte