África me invitó, desde mi primer viaje, hace ya diez años a descubrir la injusticia de ese continente: la vulnerabilidad de una infancia condenada al hambre, la falta de acceso a una educación y una sanidad. No hace falta haber estado allí para afirmar esto. Hay niños que en nuestra propia sociedad pueden correr la misma suerte. También he tenido la opción de comprobarlo.
Aún así, mis visitas a África me han hecho (me hacen) abrir los ojos ante la sociedad que me ha tocado vivir. No voy a criticarla; es la que es y no os voy a engañar: no voy a renunciar a ella. Pero sí os diré que mis miradas al otro continente me ayudan cada vez más a reflexionar y ser consciente (y quizá hacer conscientes a otros) de lo que tenemos. Cada vez más estoy aprendiendo a valorarlo.
Colaboro con la fundación Pablo Horstmann. Una pequeña fundación haciendo pequeñas cosas en un sitio pequeño… Pero intentando aportar su granito de arena a que este mundo sea un mejor lugar para todos.
Vengo aquí a contar lo que he visto y lo que veo, vengo a contar historias de otros niños que su única diferencia con los nuestros son sus coordenadas. Vengo aquí a contaros que hay otras infancias, muy distintas a las que posiblemente la mayoría de nosotros conocemos. Porque seguramente algo podremos aprender. Este es un viaje compartido, en el que se agradece toda participación. Este es un viaje a otra infancia. Bienvenidos.