Conforme nuestros hijos empiezan a crecer, vemos que en ocasiones dicen mentiras, y es entonces cuando nos preocupamos y planteamos «¿es mi hijo un mentiroso?»
No hay que olvidar que, en los niños entre tres y seis años, una de sus características evolutivas es la imaginación desbordante y no tener claros los límites entre lo real y lo fantástico, por lo que durante este periodo de desarrollo infantil la mentira, no tiene la finalidad del engaño, es una manera de dar rienda suelta a la imaginación del niño.
Razones por las que un niño puede decir mentiras:
- Como resultado de imitar el comportamiento adulto, ya sea de los adultos entre ellos o de los adultos hacia el niño.
- Para conseguir un beneficio o evitar situaciones desagradables, como puede ser el castigo.
- Para lograr un mayor grado de afecto o atención por parte de sus padres.
¿Cómo evitar las mentiras infantiles?
- Autoobservación por parte de los padres de su propio comportamiento en relación al tipo de mentira que en ocasiones pueda pronunciar el niño.
- Crear y mantener un ambiente propicio en el que no sea necesario tener que decir mentiras.
- Favorecer el hecho de la confesión de la mentira.
- Procurar que nunca y sin excepciones el niño reciba algún beneficio, ni eluda algún perjuicio en el hecho de decir una mentira.
- Evitar dar excesiva importancia al descubrimiento de una mentira, pues el niño tratará de eludir con una nueva mentira el estado emocional que le provocó el descubrimiento anterior.
El objetivo al que deben orientar los padres su acción para evitar la mentira infantil es:
Tu psicólogo infantil te recomienda que debes conseguir un margen de confianza suficientemente amplio como para que el niño pueda y quiera contar con ellos; una vez establecida una buena relación hay que dirigir la conversación de forma gradual sobre los sentimientos del niño, sobre todo en aquellos que hagan referencia a las relaciones padres-familia, compañeros-escuela.